¡Acá va a haber Lío!
Juan Nicolás Ortiz Cano. Fundación Vedruna Educación
«¡Acá va a haber lío!» Palabras del papa Francisco en la Jornadas Mundiales de la Juventud julio 2013
Y así ha sido desde entonces.
En países marcados por una pobreza estructural, en los que gran parte de la población vive más duramente las consecuencias negativas de un mundo globalizado generador de exclusión: la lucha por la supervivencia lleva a un intento desesperado por la vida y la realidad desgarradora de la manipulación de la infancia, ponen de manifiesto situaciones donde las personas son pisoteadas en sus derechos.
En países capitalistas enriquecidos, donde se sufre las consecuencias de un falso bienestar que no satisface las aspiraciones más profundas del ser humano, hace experimentar el vacío que produce una sociedad individualista y en la que se crean unas “necesidades” ligadas al consumismo y contrarias a la humanización.
Nos encontramos con lugares donde la desintegración de la familia, el ambiente de permisividad, la falta de valores, el crecimiento de la violencia, los movimientos migratorios, el menosprecio de la vida humana y la increencia son síntomas que se manifiestan con fuerza.
La constatación de estas realidades nos debe llevar a dar respuestas educativas diversas desde el compromiso común por la dignificación de las personas y la mejora de los pueblos.
Por consiguiente, este pacto global por la educación debe ser germen para los jóvenes de cara a contagiar de amor, esperanza, unidad, a aprender a superar las divisiones y los conflictos, promover la acogida, la justicia y la paz: y para eso el Papa Francisco nos invita a todos a preocuparnos por la educación de los jóvenes y firmar un Pacto Educativo Mundial, para generar un cambio de mentalidad a escala planetaria a través de la educación, que es la base de todos los pueblos.
Este debe ser nuestro objetivo como defensores de un proyecto educativo basado en valores evangélicos y donde tienen cabida todos y cada uno de los jóvenes.
Que buen artículo excelente por eso los educadores somos generadores de cambio y esperanza en un mundo que después de este proceso pandémico tiene la responsabilidad de cambiar por las nuevas generaciones.