Según la Agencia Fides, en 2023 fueron asesinados 20 misioneros en todo el mundo, dos más que el año anterior: 1 obispo, 8 sacerdotes, 2 religiosos no sacerdotes, 1 seminarista, 1 novicio y 7 hombres y mujeres laicos. En África fueron asesinados 9 misioneros: 5 sacerdotes, 2 religiosos, 1 seminarista y 1 novicio. En América, 6: 1 obispo, 3 sacerdotes y 2 laicas. En Asia, murieron violentamente 4 laicos y laicas. En Europa, un laico (un sacristán asesinado en Algeciras). [Podemos ver el informe Especial misioneros y agentes de pastoral asesinados en el año 2023. En él se pueden ver, entre otros datos, los apuntes biográficos de los misioneros asesinados ese año].

Si nos centramos en el último medio siglo los misioneros asesinados alcanzan casi 1.300. Entre 1980-1989 fueron asesinados violentamente 115 misioneros, cifra sin lugar a dudas menor de la real porque se refiere sólo a los casos confirmados de los que se ha tenido noticia. Entre 1990-2000 murieron asesinados un total de 604 misioneros, 248 de ellos en el genocidio de Ruanda (1994). Entre 2001-2022 el número total de agentes pastorales asesinados fue de 544.

Frutos maduros dentro de una vida normal

El papa Francisco decía en el Ángelus el día de la fiesta de San Esteban), el primer mártir de la comunidad cristiana:

“Sigue habiendo –y son muchos– quienes sufren y mueren por dar testimonio de Jesús, como también hay quienes son penalizados a diversos niveles por comportarse de forma coherente con el Evangelio, y quienes luchan cada día por mantenerse fieles, sin aspavientos, a sus buenos deberes, mientras el mundo se ríe de ellos y predica otra cosa. Estos hermanos y hermanas también pueden parecer fracasados, pero hoy vemos que no es así. De hecho, ahora como entonces, la semilla de sus sacrificios, que parecía morir, brota y da fruto, porque Dios, a través de ellos, sigue obrando maravillas (cf. Hch 18,9-10), para cambiar los corazones y salvar a los hombres” (Ángelus, 26 diciembre 2023).

Y unos meses antes, en la audiencia general había recordado:

“Los mártires no deben ser vistos como ‘héroes’ que han actuado individualmente, como flores que han brotado en un desierto, sino como frutos maduros y excelentes de la viña del Señor, que es la Iglesia”. (19 de abril del 2023

En la relación de “misioneros asesinados” se entiende “misioneros” en el sentido amplio: bautizados comprometidos con la vida de la Iglesia, ya que , especialmente desde Aparecida, los cristianos son considerados como “discípulos misioneros”. Y no se habla tanto de “mártires” como de “testigos”, que es lo que significa etimológicamente la palabra mártir.

“En virtud del Bautismo recibido, cada miembro del Pueblo de Dios se convierte en discípulo misionero. Cada persona bautizada, sea cual sea su función en la Iglesia o conocimiento de la fe, es un sujeto activo de evangelización” (Papa Francisco, Evangelii gaudium, 120).

Circunstancias de la muerte

Según la agencia Fides, uno de los rasgos distintivos que tienen en común la mayoría de los agentes de pastoral asesinados el ultimo año es su vida normal:

• «Es decir, que no llevaban a cabo acciones sensacionales ni hechos fuera de lo común que pudieran llamar la atención y ponerlos en el punto de mira de alguien».
• «Recorriendo las escasas notas sobre las circunstancias de sus muertes violentas, encontramos sacerdotes que se dirigían a celebrar misa o a realizar actividades pastorales en alguna comunidad lejana; asaltos a mano armada perpetrados a lo largo de carreteras muy transitadas; ataques a rectorías y conventos donde se dedicaban a la evangelización, la caridad, la promoción humana».
• «Se han visto, sin culpa alguna, víctimas de secuestros, de actos de terrorismo, implicados en tiroteos o en actos de violencia de diversa índole».

El informe Fides continúa:

«En esta vida “normal” vivida en contextos de pobreza económica y cultural, de degradación moral y medioambiental, donde no hay respeto por la vida y los derechos humanos, sino que a menudo la norma es sólo la opresión y la violencia, ellos estaban también unidos por otra «normalidad», la de vivir la fe ofreciendo su sencillo testimonio evangélico como pastores, catequistas, trabajadores sanitarios, animadores de la liturgia, de la caridad…».

«Podrían haberse ido a otra parte, trasladarse a lugares más seguros, o desistir de sus compromisos cristianos, tal vez reduciéndolos, pero no lo hicieron, aunque eran conscientes de la situación y de los peligros a los que se enfrentaban cada día».

«Ingenuos, a los ojos del mundo. Gracias a ellos, que “no son flores que brotan en un desierto”, y a los muchos que, como ellos, testimonian su gratitud por el amor de Cristo traduciéndolo en actos cotidianos de fraternidad y esperanza, la Iglesia, y en definitiva el mundo mismo, sigue adelante».

Algunos de los misioneros asesinados en 2022

Funeral por la hermana Maria De Coppi,  asesinada en el asalto a la misión de Chipene, diócesis de Nacala (Mozambique), en la noche del 6 al 7 de septiembre de 2022.

El informe completo en español de los 18 misioneros o evangelizadores asesinados  en  2022 se puede leer entrando aquí. Ahí se pueden ver todos los casos en los que bautizados comprometidos con la vida de la Iglesia murieron de manera violenta, aunque no sea expresamente ‘por odio a la fe'». De los 18 misioneros o evangelizadores asesinados en 2022, doce eran sacerdotes, uno religioso, tres religiosas, un seminarista y un laico. Sólo tres habían nacido en naciones distintas de aquellas en las que fueron asesinados. He aquí algunos de ellos según un resumen de ReligiónenLibertad::

• José Guadalupe Rivas, sacerdote de la archidiócesis de Tijuana (México), fue hallado el 16 de mayo de 2022 en un rancho en Tecate, donde estaba pasando un tiempo de descanso.
• Los jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora fueron asesinados por varias personas armadas, en la tarde del 20 de junio del 2022, en la iglesia de San Francisco Javier en Cerocahui, en la región Tarahumara de Chihuahua (México).
• El seminarista José Dorian Piña Hernández, de la diócesis de Zacatecas (México), fue asesinado en la noche del 27 de diciembre durante un intento de robo.
• Pablo Isabel Hernández, laico, agente de pastoral, fue asesinado el domingo 9 de enero de 2022 a manos de unos desconocidos que le dispararon por la espalda mientras se dirigía hacia la comunidad para guiar una celebración de la Palabra (Honduras).
• El sacerdote Enrique Vasquez, fue asesinado y su cadáver fue hallado al norte de San Pedro Sula, en la noche del miércoles 2 de marzo de 2022, en su coche, en una zona secundaria de Santa Cruz de Yojoa (Honduras), a donde se había dirigido para visitar a sus padres, donde nunca llegó.
• Wilberth Daza Rodas OFM fue asesinado en la noche entre el Sábado Santo, 16 de abril, y el domingo 17, Pascua de Resurrección, por unos ladrones que entraron en la iglesia de San Francisco, en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia).
• Luisa Dell’Orto, Hermanita del Evangelio de Carlos de Foucauld, asesinada el 25 de junio de 2022 en Puerto Príncipe (Haití), muy probablemente víctima de un intento de robo. Durante 20 años se dedicó al servicio de los niños de la calle.
• La hermana Maria De Coppi fue asesinada en el asalto a la misión de Chipene en la provincia de Nampula, diócesis de Nacala (Mozambique), en la noche del 6 al 7 de septiembre de 2022. Los asaltantes destruyeron las instalaciones de la misión. La hermana María fue alcanzada por una bala en la cabeza y murió al instante.
• Joseph Aketeh Bako, párroco de Kudenda, en el estado de Kaduna (Nigeria), fue secuestrado por unos hombres armados que atacaron la rectoría; falleció mientras estaba en manos de sus secuestradores entre el 18 y el 20 de abril del 2022.
• John Mark Cheitnum fue secuestrado junto con otro sacerdote, en la tarde del 15 de julio, en la rectoría de la iglesia católica Cristo Rey de la localidad de Lere (Nigeria), y asesinado brutalmente el mismo día del secuestro.
• El padre Joseph Tran Ngoc Thanh, sacerdote dominico (OP) vietnamita, fue apuñalado fue mientras escuchaba la confesión en la diócesis de Kon Tum, por un hombre desequilibrado

Dominico asesinado en Vietnam mientras confesaba a los fieles.

Qué podemos hacer

1. Buscamos el sentido de la muerte de estos misioneros evangelizadores y comentamos sobre ello. Recordamos:

• “Son muchos quienes sufren y mueren por dar testimonio de Jesús y por comportarse de forma coherente con el Evangelio”.
• “Son muchos quienes luchan cada día por mantenerse fieles, sin aspavientos, a sus buenos deberes, mientras el mundo se ríe de ellos y predica otra cosa”.
• “A través de ellos, Dios sigue obrando maravillas para cambiar los corazones y salvar a los hombres”.

2. Insistimos en quiénes eran: “misioneros” en el sentido amplio: o sea, bautizados comprometidos con la vida de la Iglesia: testigos (mártires) de Jesús.
3. Todos los cristianos son discípulos misioneros. Vemos que significa y qué implica eso.
4. Comentamos las características de los misioneros según se les presenta aquí:

• «Llevan «una «vida “normal” vivida en contextos de pobreza económica y cultural, de degradación moral y medioambiental…»
• «Ofrecen su sencillo testimonio evangélico como pastores, catequistas, trabajadores sanitarios, animadores de la liturgia, de la caridad…».
• «Podrían haberse ido a otra parte, trasladarse a lugares más seguros…» pero no lo hicieron
• Son «ingenuos, a los ojos del mundo…» pero, gracias a ellos, la Iglesia y el mundo siguen adelante.

5. Profundizamos en la vida de los misioneros asesinados que nos llaman la atención. ¿Qué nos dicen?
6. Imaginamos que estos misioneros nos escriben una momentos antes de morir asesinados. ¿Qué nos dicen?.
7. ¿Qué respuesta le daría cada uno?