Educación en (inversión de) valores
Publicado en el número de febrero 2021 (no publicado)
No es oro todo lo que reluce. Lo esencial es invisible para los ojos. Ver lo infinito en una mota de polvo (o, mejor, de polen). Antes que ver-dad, dad-a-ver. Pobre no es quien tiene poco, sino el que desea demasiado. Cuando el dedo señala a la luna el estúpido mira el dedo. En un minuto caben muchos días. Hemos de correr tan rápido como podamos tan solo para quedarnos donde estamos. Cuanta más prisa llevo más atrás me quedo. Lleva muchos años llegar a ser joven. Algo es imposible solo si tú lo crees así. Pensar lo impensable, atreverse a lo imposible. Nada tan serio como el humor. El pensamiento siente, el sentimiento piensa. No digas nada si con tus palabras no puedes mejorar el silencio. Solamente lo fugitivo permanece y dura. No soy lo que pienso y no pienso lo que soy. Dicho de otra forma: no sé quién soy y no soy quien creo ser. Para vivir hay que morir más de una vez. La muerte de miles de personas es estadística, la muerte de una sola es tragedia.
Ahora bien, para una pedagogía en trastocar valores y en paradojas morales la de sentencias de los evangelios. Esas sí que descolocan, agitan conciencias y dan que pensar, obligan a repensarlo todo: Amad a vuestros enemigos, rezad por vuestros perseguidores. Si alguien pleitea contigo por una camisa, regálale un chaquetón. No te preocupes por el mañana, a cada día su tarea. El que busca encontrará. Quien se haga pequeño como un niño ese será el más grande. El que quiera salvar su vida la perderá, el que no tema perderla la salvará. Los últimos serán los primeros y los primeros los últimos. Quien desee ser maestro y dueño que se haga servidor. El que se autoensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado. Al que tiene se le dará más y a quien no tiene se le quitará.