Estándares para la ERE
En el número anterior de la revista, reflexionábamos sobre la última instrucción de la Congregación para la Educación Católica. Continuamos su lectura con otro aspecto: la enseñanza religiosa escolar.
En dos números de la citada instrucción, se menciona a los profesores de religión. En el 59.h, se habla del derecho que tienen los obispos de “nombrar o, al menos, aprobar a los profesores de religión, así como remover o exigir que sean removidos”. En el 69, se afirma que en la escuela católica “la catolicidad no puede atribuirse solo a ciertos ámbitos o a ciertas personas”, entre las que se destaca, entre otros, a los profesores de religión. La tercera de estas referencias es la que aparece en el número 63, en donde se expresa que “la Conferencia Episcopal, el sínodo de los obispos o el consejo de jerarcas tienen competencia en materia de escuelas católicas y, en general, en materia de educación en todo tipo de centros, especialmente en la enseñanza religiosa”. Sobre esta última competencia a la que se apunta, también se había referido el Directorio para la catequesis de 2020 que, en el número 316, planteaba que, considerando las situaciones locales, las conferencias episcopales “tendrán que discernir las diversas orientaciones para actualizar la enseñanza religiosa católica. Además, se pide a las conferencias episcopales que provean y mantengan disponibles libros de texto y, si es necesario, otros instrumentos y subsidios adecuados”.
Mirando la situación de la ERE en América Latina, podemos apreciar que este llamamiento encuentra una respuesta concreta sobre todo en los países en los que esta asignatura se puede dictar en las escuelas estatales (provincia de Tucumán en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Panamá, Perú, República Dominicana). En el resto de los países, llama la atención la ausencia de estándares únicos de la asignatura para toda la nación. Las excepciones las encontramos en Ecuador, que cuenta desde 2014 con los Estándares para la educación religiosa elaborados por la Conferencia Episcopal Ecuatoriana y en Nicaragua, donde el Área de Cultura y Educación de la Conferencia Episcopal aprobó en 2018 el programa de Educación en la Fe. También el Departamento de Educación de la Conferencia Episcopal Venezolana se ha propuesto como uno de sus objetivos ampliar y fortalecer el programa de la ERE que todavía sigue siendo utilizado por algunas instituciones católicas, actualizándolo en el marco del pacto educativo global propuesto por el papa Francisco.
Sin estándares
En el resto de los países, no existen estos estándares, ni programas u orientaciones para la ERE. Las respectivas conferencias episcopales no han logrado avanzar en ese sentido y se desconoce si es por no considerarlo prioritario, no poder ponerse de acuerdo al respecto o por carecer de recursos para dar ese paso. Una consecuencia de esto es que, en el elenco de países que no tienen educación religiosa en las escuelas del Estado y, por tanto, carecen de un currículo a nivel oficial, se puede dar la situación de que esta asignatura reciba distintas denominaciones. Haciendo un listado de los principales nombres que se utilizan, en varios casos en el mismo país, podemos mencionar los siguientes: Catequesis, Catequesis Escolar, Cultura Religiosa, Educación en la Fe, Educación en Valores, Educación para la Vida, Educación Religiosa, Fe y Vida, Formación Cristiana, Formación en Valores, Formación Humana, Formación Religiosa, Religión. Observamos entonces cómo el hecho de que la ERE forme parte de los programas oficiales de estudio funciona como ordenador de esta disciplina para todas las instituciones educativas católicas de un mismo territorio. No parece suceder lo mismo en los países que no tienen ERE en la escuela pública. La existencia de un diseño curricular aprobado para la ERE a nivel oficial no solo unifica los contenidos que se desarrollan, con las necesarias adaptaciones que se dan en cada centro, sino también le da un mismo enfoque.
Quizá la ocasión que se presenta a partir de la invitación de la Santa Sede a seguir consolidando y repensando la identidad de la escuela católica movilice a poder dar el paso necesario para fortalecer la enseñanza religiosa en esta parte del mundo.
Quizá la ocasión movilice a poder dar el paso necesario
para fortalecer la enseñanza religiosa