Aprovechar la COVID-19
En esta primavera de 2021, Europa se encuentra todavía en plena emergencia. Las miles de vacilaciones de los Gobiernos y las Administraciones van acompañadas por el permanente desconcierto de la población.
También las Iglesias y las religiones parecen desorientadas. Es así como se suscitan situaciones curiosas que ocupan las crónicas de estas semanas. En Rusia, algún pope “biempensante” disuade a sus fieles de recurrir a medicinas antivirales e invita a los enfermos a curarse con las aspersiones de agua bendita, que son más eficaces. Mientras tanto, desde Moscú, la autoridad central de la Iglesia ortodoxa decreta que la vacunación no es obligatoria. En Israel, en el centro histórico de Jerusalén, grupos de ultraortodoxos protestan contra las autoridades municipales porque han dispuesto el cierre de las escuelas a causa del coronavirus. En Eslovenia, el ministro de Educación reabre las escuelas para facilitar la enseñanza presencial para algunos alumnos de las escuelas primarias, pero, al mismo tiempo, la Conferencia Episcopal decide que la catequesis no puede hacerse en los ambientes colectivos de las parroquias, sino solamente en el ámbito privado. En Italia, a causa del descenso de las inscripciones, muchas escuelas católicas disponen de aulas de más, mientras que algunas escuelas públicas necesitan más espacios para poder distribuir a sus alumnos. Es así como en diversas regiones se han suscrito varios acuerdos para dar cabida a alumnos y profesores de la pública en estructuras disponibles de la católica. En Alemania, las Iglesias cristianas han celebrado la semana ecuménica anual escogiendo como tema de confrontación teológica y de oración común la pregunta: “Por qué y cómo buscar semillas de vida en tiempos de muerte”. También las clases de las escuelas secundarias, tanto católicas como protestantes, han sido invitadas a discutir sobre este tema crucial.
La crisis sanitaria ha provocado en todas partes una crisis educativa. La primera la sufren sobre todo los ancianos y adultos; las víctimas de la segunda son los jóvenes: víctimas no solamente a causa de la pesada interrupción o alteración de actividades didácticas, sino porque sus vidas se han visto heridas y seguirán estándolo en el futuro. La COVID-19, aunque en general preserva el organismo biológico de los niños, marca su alma. Pensemos solamente en un dato fáctico: ¿dónde encontrar hoy en toda Europa una clase de escuela en la que no haya uno o más alumnos que tengan que llorar la muerte reciente de un abuelo, de una tía, de un amigo? Uno encuentra hijos preocupados porque los padres han perdido el trabajo, adolescentes apenados por la abstención forzosa de las actividades deportivas o recreativas, jóvenes aislados, presa de un uso obsesivo y alienante de los medios sociales, etc. Así pues, una crisis educativa de masa que no es menos grave que la sanitaria.
Solidaridad y resistencia
Por eso mismo resultan más que oportunas ciertas directivas provenientes de las máximas autoridades civiles y religiosas del continente para poder contener las destructivas repercusiones de la pandemia. Por ejemplo, el Consejo de Europa ha emitido una importante declaración sobre la salvaguarda del derecho a la educación en tiempos de la COVID-19, especialmente para los alumnos más vulnerables, y sobre la urgencia de innovar en cuanto a métodos de aprendizaje y de enseñanza. No menos urgentes son las reiteradas invitaciones lanzadas por los responsables religiosos. La posición común de la Conferencia de las Iglesias Europeas y de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea es un ejemplo de solidaridad para con la sociedad secular en la búsqueda de un sentido, para con sus servicios sociales, así como para con sus sistemas educativos. La unidad de los cristianos en Europa contribuye a sensibilizarnos para la situación de los más pobres y marginados, de los menores en edad escolar, de los requirentes de asilo y de los migrantes, de los que se han quedado sin trabajo.
¿Cómo resistir, intentando aprovechar la COVID-19? Entre las muchas respuestas posibles, resuenan hoy en toda su verdad existencial las antiguas palabras del poeta y místico persa Yalal ad-Din Muhammad Rumi: “Cuando la vida te pone de rodillas, estás en la posición perfecta para comenzar a orar”.
La COVID-19, aunque en general preserva el organismo biológico
de los niños, marca su alma