Historia LOMLOE
Hace años que se repite: los jóvenes no saben nada de historia; como si los mayores supieran mucho. También se repite que los alumnos ya no estudiarán a los Reyes Católicos o la colonización de América.
Más de fondo es el cuestionamiento del nuevo currículo como adoctrinador. Y lo es, de una ciudadanía democrática occidental. Ciertamente no es neutral. También se ha asegurado que no se estudiará la historia de forma cronológica. Pues bien, la asignatura de Historia está presente en los cuatro años de la Educación Secundaria Obligatoria, tal como recoge el currículo aprobado por el Gobierno en sus artículos octavo y noveno.
En los dos primeros años, los alumnos tendrán clases sobre la Prehistoria hasta la Edad Moderna (páginas 106 y 111); en tercero y en cuarto, el currículo se centra en la Edad Contemporánea (páginas 106 y 118). Y desde luego, no está vertebrado por nombres ni fechas. Julián Casanova dice que “hay todavía mucha gente, que se considera culta, que cree que la historia es un relato, ordenado de forma cronológica, de las acciones de las élites y de los grupos dirigentes, de los grandes personajes y del poder”. Pero no es solo un problema de opinión pública.
Añade el catedrático que, “por otro lado, cuando se elaboran los programas de Historia, tanto desde la Administración como desde los despachos de muchos profesores, se pone énfasis en la exactitud factual, en el dominio de los hechos. Siguiendo ese camino, muchos estudiantes, al tener que aprender en poco tiempo un cúmulo de acontecimientos que en los libros de texto se consideran únicos o relevantes, creen, como algo ya asumido, difícil de cambiar, que la asignatura de Historia es pesada, aburrida, un rollo”. Lo que el currículo de Religión incluya de historia debería evitar esto. Una manera, acompasarse al de Historia. Se trata de “contribuir a la percepción y el análisis de una realidad cada vez más diversa y cambiante. La comprensión de su devenir a través del tiempo y del espacio, y el análisis del cambio como fruto de la acción humana”. Todo para facilitar la compleja transición vital en la que se encuentra el alumnado.
Implica concebir su aprendizaje en relación al conocimiento de sí mismo y del mundo que lo rodea, a la participación y al compromiso social. Suena mucho a los tres imperativos de las Orientaciones pastorales de 1979. Hay que dar con experiencias formativas que permitan a nuestros alumnos construir su criterio, su identidad, su autonomía para desenvolverse en su entorno social. Una sociedad compleja que plantea dilemas y en la que el alumnado debe aprender a tomar decisiones informadas. Para ello, hay que combinar las herramientas y estrategias propias de los métodos de estudio de cada una de estas dos disciplinas (el pensamiento geográfico y el histórico) con la capacidad crítica y de concienciación. Interesan tanto los resultados como los procesos de una manera abierta, flexible e interconectada dentro del currículo. Se establecen ciertas etapas históricas y determinados ámbitos temáticos en los distintos cursos.
“Para el uso de los jóvenes”
Nada que ver con la Histoire de l´Eglise abrégé sommaire a l´usage de la jeunesse. El libro de texto francés de Religión de 1914, que fue repetidamente traducido al castellano e imitado. Aquel pretendía exponer brevemente “tous les faits essentiels des Annales ecclésiastiques”. Pero, detalle importante, “on s´est inspiré dans sa composition des travaux historiques les plus récents et les plus estimés”. Un siglo después, sabemos que la progresión de saberes está condicionada principalmente por la complejidad de los procesos que se ponen en acción y la madurez personal y cívica del alumnado, acorde con su desarrollo y capacidades. También con dar con los saberes básicos para saber del cristianismo, su historia, la de la Iglesia, espiritualidad, etc., desde la mirada académica geográfica e histórica, pero actual. Saberes concebidos como elementos que el alumnado debe dotar de significado y a través de los que comprender el mundo en el que vive.
Hay que dar con experiencias que permitan a los alumnos construir su criterio