Mística secular
Amelia “humilde, sencilla y amable”, Jaime restaurador de la catedral de Toledo, Rufino testigo del Concilio Vaticano II, Teresa “sensibilidad ante las injusticias”, Riay pionero del islam moderno, y Juan... RIP.
“La fenomenología de la religión me iluminó para siempre cuando, al comienzo de los años setenta, nos la explicó” Juan de Dios Martín Velasco (1934-2020). Se refiere José Luis Corzo a quien con menos de cuarenta años lo introdujo en ella. Era la primera parte de la obra publicada en un volumen compartido con José Gómez Caffarena, titulado Filosofía de la religión (1973). “La estructura del fenómeno religioso que Juan nos mostró fue decisiva para mí en dos aspectos: comprender mejor mi propia fe y sus mediaciones y poder afinar el enfoque de mi tarea pastoral, casi siempre ligada a la enseñanza y a la educación”. Esto dice en Memoria de Juan Martín Velasco: su fenomenología de la religión. Consecuencias pastorales.
Celina Lertora resume como lo recibimos muchos: “todas las actitudes religiosas ofrecen un rasgo común que las diferencia de cualquier otra, la relación con el misterio, […]; la fenomenología de la religión no puede determinar cuál de las formas históricas es la religión verdadera, […]; lo anterior no significa que frente a la fenomenología todas las formas religiosas tengan igual valor, y por eso ha caracterizado al monoteísmo como […] la más perfecta realización de la relación religiosa; lo dicho en el punto anterior también supone una determinada comprensión del hecho religioso y no obsta a que […] otra configuración de la divinidad pueda parecer más perfecta”.
Para la mayoría, entre los que me incluyo, fue un libro de texto vivo. Comprendimos mejor nuestra propia fe y sus mediaciones y pudimos afinar el enfoque de la enseñanza y la educación. Pero volvamos a por qué esa obra pudo ser decisiva en la enseñanza religiosa escolar. “La asignatura (el hecho religioso y cristiano) era tan obligatoria como las demás y [me] forjó […], ya que aprendí varias cosas: se podía explicar religión a los universitarios como un fenómeno humano singular y muy interesante. A nadie […] le ofendió estudiar qué significaba creer para los musulmanes o para los cristianos y cuáles eran los símbolos y vínculos donde ellos encontraban el sentido de sus vidas”. Es la experiencia de Corzo con alumnos de Informática con los que “saltábamos desde la instrucción a la educación, ¡mi mayor afán pedagógico!”.
Tiempos de secularización
Ante el foro reciente, conviene recordar que en poco tiempo aquella aportación se incorporaba a la enseñanza religiosa escolar. El dosier 3 del Centro Nacional de la Iglesia para la Orientación y Promoción de la Educación Cristiana para la formación de profesores de Religión sobre El hecho religioso era obra de Martín Velasco (Secretaria Nacional de Catequesis, 1977). Y ese tema seguiría preocupándole siempre: La transmisión de la fe en la sociedad contemporánea y “¿Transmisión de la fe?: las muchas dimensiones de un fenómeno complejo”. La “mística en tiempos de secularización”, cómo tituló una necrológica publicada a su muerte, se hacía carne. ¿Cómo incidió estar entre la gente en su docencia y en su profunda obra escrita? Contestó en una reciente entrevista accesible en Dialnet refiriéndose a una ocupación suya que suele pasar desapercibida, la de delegado diocesano de Migraciones en Madrid, entre 1962 y 1977.
La delegación creó para hijos de emigrantes “colegios internos que facilitasen su escolarización. El funcionamiento de estos centros originaba no pocos problemas que exigían la atención permanente del equipo de la delegación. Fueron años de un trabajo notable. Pero puedo asegurar que esa doble dedicación no me supuso dificultades importantes. Sobre todo, porque nunca me he considerado un intelectual o un profesional con dedicación exclusiva al estudio y la docencia, y también porque tuve la dicha de contar con un nutrido grupo. […] Con la perspectiva que dan los años, tengo la impresión de que, lejos de entorpecerse, las dos tareas se enriquecían mutuamente y se tornaban más eficaces y, sobre todo, mucho más gratas”.