Datos que secularizan
Acoger la realidad y analizarla parece siempre oportuno. Sobre el factor religioso, aparecen estudios que, lógicamente, hay que observar y examinar. Pero el análisis, además de los datos, debe incluir su contexto e intencionalidad.
El barómetro mensual del Centro de Investigaciones Sociológicas de noviembre de 2022 ha encuestado sobre diversos indicadores, incluida la intención de voto, y ha analizado los resultados cruzando los resultados por variables sociodemográficas, económicas, ideológicas y por la religiosidad. La muestra fue diseñada para cuatro mil entrevistas telefónicas de las que se han realizado tres mil ochocientas veintiuna
(29,4 % fijos y 70,6 % móviles), con una distribución proporcional por comunidades autónomas. Los puntos de muestreo han sido en mil doscientos veinticuatro municipios de las cincuenta provincias.
Cada cierto tiempo, estos barómetros incluyen cuestiones sobre lo religioso. El de noviembre ha preguntado cómo se definen en materia religiosa los españoles utilizando categorías demasiado clásicas que, quizá, ya no sean las más pertinentes. A la pregunta si son católicos, practicantes o no, el 55,4 % respondieron que sí. La suma de los ateos, indiferentes y agnósticos es del 40,3 %. Los creyentes de otras religiones alcanzan solo el 2,6 %. Llama la atención el rápido descenso en dos años: en 2020, el 61 % de la población se autocalificaban católica, practicante o no. Más descenso se aprecia si partimos del primer barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas realizado en 1978 con estas mismas preguntas. En aquel momento, los que se consideraban católicos alcanzaban el 90,5 %.
De esta última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas, algunos medios han destacado los resultados entre los jóvenes. Solo el 11,7 % de los que tienen entre dieciocho a veinticuatro años se declaran católicos practicantes, mientras que el 24,6 % dice ser de católicos no practicantes. Lo que dejaría en algo más de un tercio los jóvenes de esas edades que se declaran católicos. Si se tienen en cuenta las siguientes franjas de edad, las cifras van subiendo a medida que aumenta la edad. De treinta y cinco a cuarenta y cuatro años, el total se eleva al 47,6 %. De cuarenta y cinco a cincuenta y cuatro, sube al 62,8 %. Y cuando responden los mayores de setenta y cinco años, se alcanza el 76,5 % del total de la población.
Otras fuentes, como el informe Jóvenes españoles 2021. Ser joven en tiempos de pandemia, una reciente investigación de la Fundación SM que recoge el impacto de la pandemia de la COVID-19, revela que la espiritualidad está muy presente en la vida de los jóvenes. El estudio muestra que aumenta la influencia de las creencias en la vida cotidiana de los jóvenes. El análisis de su serie histórica apunta a una influencia creciente de las creencias en prácticamente todas las esferas de la vida de los jóvenes. En este estudio, se utilizan categorías de creencias con una perspectiva amplia, incluyendo las estrictamente religiosas y las espirituales. Este aumento es fuerte y creciente en casi todos los aspectos de la vida cotidiana de los jóvenes. Por ejemplo: en materia política, en 1994 el impacto de las creencias era del 6 % y en la actualidad del 16 %; en la vida sexual, se ha pasado en las mismas fechas del 11 % al 17 %; a la hora de definir el proyecto vital, del 15 % al 35 %; y en los momentos en los que se toman decisiones muy importantes, del 21 % al 40 %.
Una “secularización cálida”
Hemos citado solo dos fuentes que observan algunos datos del factor religioso en la sociedad y hemos mostrado, en parte, sus resultados. Como decíamos, más allá de estos datos, se necesita analizar también el contexto de cada investigación y la intencionalidad. Existe, sin duda, una secularización creciente en las últimas décadas. Pero también se habla de una “secularización cálida” y de faros en la niebla, como explica el sociólogo Víctor Pérez-Díaz. Entre una y otra se podrá percibir que hay unas visiones de la secularidad que son más secularizantes que otras. Sin duda, desde la enseñanza de la religión, debemos estar atentos a esta realidad porque, en buena medida, su presencia en la escuela será decisiva en futuros estudios, como lo muestran ya sus recientes evaluaciones de impacto. Lo que hagamos ahora se valorará en el futuro.
Debemos estar atentos a esta realidad porque
su presencia en la escuela será decisiva en futuros estudios