No es solo una cuestión religiosa
Conquistar la libertad religiosa ha sido un hito en las democracias a lo largo del XX. Lo ponemos en valor con frecuencia, pero me asalta una duda: ¿nuestras miradas alcanzan una realidad realmente global.
Las alertas saltan frecuentemente con titulares en los medios que dan cuenta de violencia y muerte por motivaciones religiosas en lejanos rincones. Generalmente, las noticias duran solo un minuto, y su repercusión nos afecta un poco más de tiempo, hasta que se va sofocando paulatinamente. Nuevas noticias vuelven a ponernos en alerta otro tiempo limitado. Pero el tema merece una atención más permanente y profunda, tanto en lo personal como en la tarea educativa.
Me ha ayudado tener encima de la mesa el último “Informe sobre la libertad religiosa en el mundo” y repensar sus conclusiones de manera más continua. Lo publica la Fundación Pontificia de Ayuda a la Iglesia Necesitada cada dos años, se difunde en inglés, alemán, francés, italiano, portugués y en castellano. El informe publicado en 2018 es el número catorce desde su inicio, y alcanza las 900 páginas. Analiza datos de 196 países, tres más de los que están actualmente en Naciones Unidas.
Los regímenes autoritarios, explica el informe, se erigen como la peor amenaza a la libertad religiosa. Algunas de sus conclusiones indican cómo, en los dos últimos años, la libertad religiosa se ha deteriorado en países que ya padecían graves violaciones. En 21 países, hay persecución y, en otros 17, hay discriminación. En total, 38 países cometen violaciones importantes contra la libertad religiosa.
El 61 % de los habitantes de nuestro planeta viven en países donde no se respeta la libertad religiosa. Uno de cada cinco cristianos en el mundo vive en países donde hay persecución (178 millones de cristianos) o discriminación (327 millones de cristianos). El radicalismo islámico continúa vulnerando la libertad religiosa en numerosos países. El recrudecimiento del antisemitismo también aparece probado en el informe. En China y en India, desde el anterior informe de 2016, la libertad religiosa ha retrocedido. En África central, el peligro es mayor por el avance del yihadismo. En Europa, los riesgos se centran en el aumento de los atentados y de la islamofobia.
Por el contrario, las democracias han demostrado ser el mejor marco para la libertad de conciencia, el ejercicio de la religión y el pluralismo religioso, como explicó el Consejo de Europa en su recomendación de 27 de enero de 1999. La religión, por su compromiso moral y ético, por los valores que sustenta, por su enfoque crítico y su expresión cultural, puede ser un compañero válido de las sociedades democráticas, concluye el Consejo de Europa, que acaba recomendado fortalecer la enseñanza de las religiones.
Algunos datos del último informe anual sobre la libertad religiosa en España, del Ministerio de Justicia, indican que la Iglesia católica tiene más de 23 000 parroquias y casi 1000 monasterios. Las Iglesias evangélicas superan los 3600 lugares de culto. Las entidades islámicas reconocidas superan las 1600. Los Testigos de Jehová tienen más de 700 salones de culto. Los ortodoxos se organizan en 125 entidades. También hay más de 30 sinagogas. Todo ello en un país que, según el CIS, tiene un 9,9 % de ateos.
Educar la libertad religiosa
es un imperativo ético que desborda lo religioso
Imperativo ético
Los profesores de Religión tenemos en este tema de la libertad religiosa, tanto a nivel local como global, un contenido de interés que debemos atender adecuadamente. Educar la libertad religiosa es un imperativo ético que desborda lo específicamente religioso, porque es antropológico y sociológico. De ello depende la calidad de vida de las personas y de las sociedades. Tenerlo en cuenta ayudará a construir la dignidad humana en todas las sociedades, también en el seno de las propias comunidades y tradiciones religiosas. Dos referencias serán suficientes: su reconocimiento en los derechos humanos y su proclamación en la Iglesia en el Concilio Vaticano II.