Lo micro y lo macro
El aprendizaje se produce por relevancia. Esto quiere decir que los conocimientos que nos suscitan interés, curiosidad o placer son aquellos que se incorporan a la red de nuestro cerebro. Los aprendizajes pueden ser simples o complejos. Existe una metodología de innovación que apuesta por el microaprendizaje, es decir, por un aprendizaje significativo a través de la realización de pequeñas sesiones de corta duración y con distintos recursos centradas en cumplir objetivos concretos. El conjunto de estos microaprendizajes llevaría al estudiante a un conocimiento más amplio y profundo de la materia. Los estudiantes focalizarían su interés en un tema concreto y relevante que pudieran interiorizar, aplicar y utilizar de forma práctica. Me pregunto hasta qué punto este tipo de aprendizajes hace posible un conocimiento no solo más amplio, sino más consciente y crítico. Habría que pensar también en una metodología de innovación que apostara por el macroaprendizaje, es decir, realizar sesiones con los estudiantes de conocimientos universales o de estados de la cuestión, como, por ejemplo, el estado del mundo, las corrientes de pensamiento y las políticas en las sociedades o cuestiones relacionadas con cómo afecta la justicia, la economía o la ecología a nuestros saberes particulares. La aplicación de los microaprendizajes sería más completa, pues estaríamos aprendiendo a transitar entre lo macro y lo micro, entre la mirada global y la mirada del detalle. Macro y micro se necesitan en la medida que nos permite aprender a posicionarnos en tanto en la vida como en el conocimiento, y a desarrollar criterios de discernimiento para construir un pensamiento interrelacionado, más empático y capaz de entender los matices de los saberes sin abandonar una mirada globalizadora, más cercana al crecimiento de la sabiduría interior que de la acumulación de datos.