Por: Junkal Guevara
La interpretación de la protagonista, la actriz Kaitlyn Dever, es tan creíble que, a veces, sentía vergüenza ajena viendo las mentiras, los chantajes y las manipulaciones a las que sometía a todo el mundo a su alrededor. Aunque visto desde fuera, había que tener horror, y algo de eso quiero decir, a la reacción de quienes caían en su tela de araña. Belle Gibson comienza su historia de engaños en la adolescencia, como reacción a la nula atención que su madre le presta, y, a partir de ahí, hace de su vida una monumental mentira. Y es que sobre la mentira de un supuesto cáncer de cerebro del que se cura solo con una dieta natural, construye toda una vida de falsedades. Lógicamente, la bola de engaños crece por la fuerza emocional y temperamental de Belle; ella es capaz de cautivar y seducir a muchos, incluso a quienes saben positivamente que está mintiendo. Es importante hablar de la mentira en un mundo en el que asistimos al espectáculo de la creación de la realidad a partir de un relato mentiroso. Algo de esto parece estar pasando en los primeros compases de la presidencia de Trump, pero no es un problema ajeno; en nuestro propio patio de la política nacional y el ritmo eclesial, la mentira está creando realidad. Probablemente, ninguno de nosotros aceptaría reconocer que es mentiroso. Con todo, mentimos; peor, nos dejamos arrastrar por el engaño: la mentira de las redes; la de lo políticamente correcto; la de los cánones impuestos; etc. Y nuestros jóvenes y adolescentes viven en la permanente mentira: de las redes, como todos y más, porque están en ellas a todas horas; de lo fluido; de la promoción de curso sin base suficiente; del consumo insostenible. Mentira.
Y esta mentira nos tiene locos. Nos devuelve falsas percepciones de nosotros mismos que nos llevan a no aceptarnos; nos hace soñar con mundos que solo existen en la mentira de las stories que nos cuentan otros; nos hace creer que es posible alcanzarlo todo. Nos vuelve locos, porque nos pone de rodillas y humillados ante quienes, por la fuerza de la imagen, el dinero y el consumo, marcan el ritmo de vida. Locos.
¿Cómo ayudar a nuestros jóvenes a conocer la verdad; a discernirla, a mantenerse fieles a ella, cuando todo está instalado en la mentira? En la escena que da título a la serie, alguien recuerda que Belle le contó que, gracias a que se había bebido un frasco de vinagre de manzana, se había curado de una tenia que le había salido por la nariz. ¿Cómo ayudar a los chavales a darse cuenta de que las tenias no se expulsan por la nariz? ¿Cómo desvelar las mentiras y, además, hacerles fuertes en la verdad? Porque Belle Gibson contamina toda su vida llenándola de la costra de la mentira y, así, en un determinado momento, quien ha sido su manager conmina al periodista que quiere investigar el caso a que reflexione sobre el hecho de que Belle no tiene amigas. Vinagre de manzana es una oportunidad para ayudar a los alumnos a examinar y discernir en qué están alojando las estructuras vitales que les permitirán navegar por su biografía, porque todas las áreas de la vida de Belle salen a la luz, y hay tristes y bellos diálogos sobre la amistad, la familia, ¿la salud? ¡Ay, la salud!, o la obsesión por el bienestar, ¡qué mentira tan grande con la que la serie nos interpela!
Evitar contar mentiras
Estoy pensando en ello mientras recuerdo todo lo que se dice en el diseño de las competencias a propósito de la madurez personal, de cómo ayudarlos a forjarla para que, “con autonomía y responsabilidad, con respeto y espíritu crítico, en contextos sociales y culturales diversos”, puedan ser ciudadanos libres capaces de contribuir a la construcción de una sociedad mejor. Y lo recuerdo mientras considero que Trump es presidente porque así lo ha decidido la mayoría de los estadounidenses y, perdón, pero a lo mejor están equivocados. O, a lo mejor, lo que pasa es que están instalados en la mentira. Vamos a darle vueltas a la mentira y a bajarla a la arena del perfil del alumnado, del proyecto educativo, de la formación de los ciudadanos, etc. Vamos a evitar contar mentiras.
Vamos a darle vueltas a la mentira y a bajarla a la arena del perfil del alumnado, del proyecto educativo

