Preocupa el bienestar docente
Siguen publicándose estudios que evidencian la preocupación por la profesión docente, la inquietud alcanza a profesores y alumnos. Crecen más los diagnósticos que las medidas. El profesorado de Religión revela mejores datos.
Después de la pandemia los estudios ya mostraban un malestar docente muy preocupante: el 39 % del profesorado presentaba entonces síntomas compatibles con la ansiedad y la depresión, según un informe de la Fundación SM de 2023. Ese malestar escolar alcanzaba también al alumnado: el 20,8 % de los adolescentes manifestaba algún problema de salud mental, según el informe de Unicef realizado en 2022.
En 2025, se ha publicado un interesante estudio dirigido por Lucas Gortazar, en Esade, que se pregunta si la enseñanza en España es una profesión en crisis. Analiza algunos cambios económicos, sociales y tecnológicos que están sometiendo a la escuela a una fuerte presión, especialmente el profesorado, que parece estar desarrollando una creciente desafección y pesimismo respecto de la tarea educativa. Ese informe que también mira las políticas educativas que podrían mejorar esta situación merece un análisis más detallado que haremos más adelante.
Más centrado en la salud mental ha sido otro informe de 2025, publicado por la Fundación SM y Educo con el título Mejorando la protección y el bienestar en las escuelas, en el que se analiza con profundidad algunos factores que afectan al bienestar socioemocional del profesorado y alumnado. Los testimonios de los docentes revelan un deterioro generalizado en el bienestar socioemocional de los estudiantes y apuntan a dos factores clave que lo generan: por un lado, las relaciones familiares, en parte, por la dificultad de padres y madres para dedicar tiempo a sus hijos; y también por el uso excesivo de la tecnología.
El informe revela algunos factores que están deteriorando el bienestar del profesorado: creciente sobrecarga por el exceso de responsabilidades y la complejidad creciente en las aulas; sienten que se les asignan responsabilidades que van más allá de su labor educativa, a menudo superando sus capacidades para formarse y los recursos a su alcance. Las ratios elevadas también dificultan la atención individualizada. La falta de reconocimiento al profesorado es otro problema que se agrava en las etapas inferiores al sentirse cada vez más cuestionados por las familias. A todo ello se añade una desconexión entre la formación docente y las necesidades reales de las aulas, la excesiva burocracia, los cambios legislativos constantes y la ausencia de apoyo emocional a los docentes.
Este estudio apunta a la Administración como responsable para intervenir en esta pérdida de bienestar en las escuelas. La figura del coordinador de bienestar y protección, introducida por la Ley Orgánica 8/2021, de 4 de junio, de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia, puede ser vital para garantizar un entorno escolar seguro y respetuoso, para promover una cultura de buen trato dentro de la comunidad educativa. Sin embargo, el informe denuncia que esta nueva figura no está consiguiendo cumplir sus funciones y no alcanza los logros para los que fue creada.
¿Y el profesorado de Religión?
En este contexto generalizado de preocupación queremos poner en valor un hallazgo positivo publicado en el EREbarómetro del Observatorio de la Religión en la Escuela, presentado en octubre de 2024, porque revelaba datos positivos sobre el estado emocional del profesor de Religión. A la pregunta sobre cuál es el estado de ánimo más habitual en su trabajo, se mostró ilusionado el 38 %, a lo que se sumaba otro 41 % que afirmaba su esfuerzo por estar ilusionado a pesar de reconocer los problemas. Por tanto, el dato que consideramos altamente positivo es que un 79 % del profesorado de Religión desempeña su trabajo con ilusión; solo el 1 % afirmaba vivir su trabajo con distancia y solo el 4 % decía estar desilusionado. Son datos muy positivos para los docentes y repercuten positivamente en el clima del aula y en los estudiantes. A la luz de los datos habría que pensar propuestas de mejora sobre el bienestar emocional en la escuela atendiendo motivaciones y vocación docentes, muy ausentes por ahora en las políticas educativas.
A la luz de los datos habría que pensar propuestas de mejora sobre el bienestar emocional en la escuela

