Más formación socioemocional
Siguen aumentando las evidencias sobre la necesidad de cuidar las habilidades sociales y las emociones de estudiantes y profesorado. Crecen los indicadores sobre su impacto en resultados de aprendizaje y sobre su necesidad.
El rendimiento de los estudiantes se está estancando en todo el mundo, y millones de niños no están aprendiendo, señalaba entre sus conclusiones el último Informe sobre educación de McKinsey publicado en 2024. Allí se constataba cómo, en los países más desarrollados, las mejoras en el aprendizaje no están a la altura de lo esperado, nunca como ahora asisten más niños a la escuela, pero muchos no acaban de dominar las habilidades básicas. Si miramos a nivel mundial, los datos son más preocupantes: siete de cada diez estudiantes en países de ingresos bajos y medianos viven en pobreza de aprendizaje, casi nueve de cada diez en África subsahariana. Son datos de otro estudio del Banco Mundial revelando que la mayoría de los niños del mundo viven en sistemas educativos en los que no aprenderán a leer al final de la escuela primaria.
En otro reciente informe de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos sobre habilidades sociales y emocionales de estudiantes, titulado Nurturing social and emotional learning across the globe, se examina su impacto formativo en los resultados del aprendizaje, en su comportamiento en las aulas, en el hogar y en la sociedad. España, por primera vez, fue invitada a participar en este estudio y se destaca que, aunque las habilidades socioemocionales son parte del plan de estudios, su enseñanza es menos efectiva que en otros países.
Los enfoques más comunes para desarrollar estas habilidades sociales y emocionales eran, en los estudiantes, a través de la educación física, los programas de salud y algunas materias; y, entre el profesorado, a través de la retroalimentación docente. Las conclusiones muestran que son enfoques incluidos en los planes de estudio de la mayoría de países, pero no siempre de manera efectiva. Por eso, entre sus hallazgos, el informe pide apoyo a las políticas educativas orientadas a promover mejor el aprendizaje socioemocional.
Este mismo informe revela que en España existe un déficit de formación docente en este ámbito socioemocional que podría estar impactando en la motivación y desarrollo de los estudiantes. Los investigadores encontraron una relación entre la frecuencia de los comentarios de los docentes a los alumnos y mayores habilidades sociales y emocionales, concluyendo que los estudiantes que recibieron más retroalimentación de los maestros demostraron tener habilidades sociales y emocionales más altas. España presentó una relación más débil del profesorado con los estudiantes en empatía, así como una débil relación con la motivación académica.
En España, menos del veinte por ciento de los estudiantes afirma que sus profesores hacen retroalimentación sobre su rendimiento. Sin embargo, en países como Japón, India o China, más del cincuenta por ciento de los estudiantes sí reciben esa retroalimentación, lo que genera mayor motivación académica en el alumnado; España se ubicó por debajo del promedio en las tres categorías de retroalimentación docente analizadas. En el caso de los docentes, en España, se percibieron menos capacitados para desarrollar y comprender las habilidades sociales y emocionales de los alumnos de quince años respecto a los docentes de estudiantes de diez años.
Mayor retroalimentación
En definitiva, las evidencias de la investigación educativa siguen advirtiendo que, en España, pero no solo, los sistemas educativos deben capacitar y apoyar a los docentes en una mejor comunicación con los estudiantes, con una mayor retroalimentación regular, holística y constructiva, lo que mejora su rendimiento. El fortalecimiento de las humanidades en la formación del profesorado y en el currículo escolar (del que forma parte la enseñanza de las religiones), el cuidado del alumno en su proceso más que en sus resultados, la atención de los fines de la educación, más que a los medios, son claves para la mejora educativa docente y el desarrollo social y emocional de los estudiantes.
Pide apoyo a políticas educativas orientadas a promover mejor el aprendizaje socioemocional

