De mayores
A las niñas y a los niños se les pregunta a menudo qué quieren ser de mayores. Es una buena pregunta, que insta a pensar más allá de la semana próxima. Hay otra pregunta, un tanto rebuscada si se quiere, no fácil de entender para los más pequeños, pero que, con maestría (la del buen maestro), se les puede plantear a ellos también: cuando seas mayor, cuando llegues a ser un abuelito o abuelita, ¿qué te gustaría haber hecho en la vida?
Es una pregunta que recientemente he hecho, no a niños, sino a adultos de un foro de amigos en el que participo: ¿qué agradeces haber hecho en la vida? Entresaco algunas de las respuestas recibidas: tener a mis hijos; haber ayudado a personas enfermas; haberme dedicado a la enseñanza de niños y adolescentes; haber ayudado y acompañado a mis pacientes mientras estuvieron conmigo; haber tomado las riendas de mi vida; sobrevivir a las carencias materiales de mi familia de origen; con un pequeño gesto ayudar a las personas. Detrás de cada una de esas respuestas hay una vida entera que se resume en ellas. De las respuestas a esa reducida encuesta mía sin representatividad estadística alguna, no generalizable por tanto, no se puede extraer conclusión alguna. Sí que cabe extraer de ellas, oportunamente reformuladas, ideas educativas. El orientador o el maestro puede además idear otras posibles respuestas o, mejor aún, provocarlas en los alumnos. También puede darle la vuelta a la pregunta: ¿qué lamentarás haber hecho?; y acercarla al presente: ¿de qué cosas que ahora haces te vas a arrepentir mañana? Tómelo esto el docente como un desafío tanto a su imaginación como a su saber hacer. Será un juego (y más que un juego) educativo y moral, en el cual aprenderán no solo los educandos, también él mismo.

