Han sonado las campanas
No es un villancico, sino frase del discurso de Macron en Notre Dame. El Estado francés es propietario de todos los templos construidos antes de 1789. Hay matices marginales, aunque importantes.
El presidente, flanqueado por su esposa y por la alcaldesa gaditana de París, entregó la catedral restaurada al obispo borgoñón de París, Laurent Ulrich, que abre tras nueve “baculazos” (“La gran escena francesa nunca decae” escribe E. Juliana). Ordeno notas.
- Angélique Kidjo, cantante franco-beninesa del Dahomey, cantó junto a otros muchos tras la celebración litúrgica.
- Andorra. Estuvo bien representada por uno de sus jefes de Estado, el príncipe y obispo (algunos lo llaman copríncipe, el otro copríncipe sentaba más adelante: era el anfitrión y “pagano” de gran parte).
- Damasco. A esa misma hora, atardecer del sábado 7 de diciembre, entran en la ciudad, a treinta y cinco jornadas desde París, a tres días a pie desde Jerusalén, como hizo Pablo de Tarso, las tropas de un frente mixto de yihaddistas sunnís, rescatados de la primavera árabe de 2011, partidarios de la efímera república árabe unida (1958 a 1961) y exguerrilleros de la versión local de al-Caida, una mezcla complicada. El presidente baazista ha huido. Su dictadura tras veinticuatro años ha caído. En Damasco, como en Alepo o Hamâh, hay cristianos.
- Fraternidad. Es una palabra clave del bello y breve discurso presidencial. Hay una esperanza que enraíza y brota de la fraternidad. La fraternidad no es solo cuestión de los católicos, sino de los ciudadanos todos. Es posible convocarla desde la catedral, tienda de encuentro (shekinah) en medio de la ciudad.
- General Jean-Louis Georgelin fue nombrado delegado presidencial para reconstruir Notre Dame en cinco años y lo consiguió, aunque murió antes. Había abierto un surco que ha dado fruto. Confiar en alguien ayuda a creer, a crecer y a crear. Los granos de mostaza necesitan surcos. Los cuellos han de estirarse.
- Gratuitamente. En la carta del Santo Padre, que no quiso estar pues no le gustan los actos mundanos, que leyó el nuncio en perfecto francés de diplomático, una frase sonó fuerte: para entrar a rezar o admirar la belleza, camino para ir a Dios, no hay que cobrar. La ministra de Cultura en funciones había sugerido otra cosa, ¿tomó nota? Parece que el obispo romano tiene razón. Entrada gratuita.
- La Providence, colegio jesuita en Amiens (1850, reconstruido en 1948), y Fordham, centro jesuita en Nueva York (1843), en primera fila de la nave, en humildes sillas. Un antiguo alumno de Amiens, otro antiguo de Fordham y una antigua profesora de Amiens.
- Lado del evangelio (la expresión ha caído en desuso; ahora hay que decir “a la derecha, según se entra” o “a la izquierda, si miras desde el presbiterio”). En ese lado se sientan algunos jefes de Estado o sus representantes y algunas cabezas coronadas; otros no. En el lado de la epístola, ordenadas con estricto protocolo, otras autoridades. Algunos parecen seguir los cantos, otros no.
- Mundanidad espiritual. Parece que la expresión es del jesuita francés Henri de Lubac. Al papa Bergoglio esto no le gusta, prefiere el olor a oveja. Una semana más tarde va a Córcega a escuchar sobre religiosidad popular.
- Nación católica. Francia, lo sabemos, es una república, pero a veces, los quince de agosto en muchos pueblos y algunos otros días, como el 7 de diciembre de 2024 en París, parece que sigue siendo hija primogénita (fille ainée) de la Iglesia, título que solo le diputa Armenia.
- Órgano. No se destruyó con el incendio de 2019; lo han limpiado y suena bien. El obispo invocando su valor se hizo pesado y reiterativo. El compositor Olivier Messiaen, organista de la Sainte Trinité (París IXème) y ornitólogo. Para él, los cantos de los pájaros eran bellas músicas.
- Resurrección. El obispo de Urgell, Joan Enric Vives, sí que estuvo. Escribe que Notre Dame resurge. Glosa lo bello y lo bueno. Habla también de doce estrellas (Ap 12,1). La bandera de Europa tiene siempre doce. Durante las guerras del siglo XVII, Josep de Calassanç compuso una “corona de doce estrellas” para que los alumnos escolapios rezáramos por la paz entre los príncipes cristianos.
Para entrar a rezar o admirar la belleza, camino para ir a Dios, no hay que cobrar