EDUCAR EN LA SENSIBILIDAD HISTÓRICA:
PASADO, PRESENTE, FUTURO
EDITORIAL DEL NÚMERO DE ABRIL DE 2025
La reciente Carta sobre la renovación del estudio de la historia de la Iglesia, de Francisco, publicada a finales del año pasado,
el 21 de noviembre de 2024, nos brinda una oportunidad única para reflexionar sobre nuestra labor educativa y su importancia en el contexto actual. En una era de rápida transformación tecnológica y de importantes retos globales, Francisco nos insta a recuperar la sensibilidad histórica. Recuerda el Pontífice romano que el “deconstruccionismo” y la “pérdida del sentido de la historia” son desafíos a los que nos enfrentamos a diario. Esta realidad supone un reto en nuestra labor docente, en la que debemos ayudar a los alumnos a valorar el pasado, evitando caer en un individualismo exacerbado que ignora nuestras raíces históricas y espirituales. La Carta relaciona la comprensión de la historia con la misericordia, actitud fundamental en Jesús de Nazaret.
Precisamente, desde el área de Religión, podemos utilizar este enfoque para entender cómo la misericordia de Dios se manifiesta a lo largo de la historia de la salvación, contribuyendo así a la compresión de la historia de la Iglesia. La tarea en el aula supone presentar una imagen realista que incluya tanto los logros como los errores históricos. Esta honestidad intelectual es fundamental para fomentar un amor auténtico hacia la Iglesia y una compresión profunda de la historia.
La propuesta de “hacer historia” de la Iglesia con rigor, precisión y pasión implica estudiar sus eventos, personajes y desarrollos doctrinales a lo largo de los siglos, utilizando métodos históricos rigurosos. En definitiva, supone conectar con la historia renovando la sensibilidad a esta y presentando la historia de la Iglesia en la asignatura de Religión Católica con una comprensión equilibrada y contextualizada del pasado, relacionándola con el presente y mirando al futuro.