Preguntas y más preguntas en “clase”
El sufrimiento en el que muchos profesores viven es que sus alumnos no tienen preguntas. Matizo: no son capaces de escuchar las preguntas de sus alumnos y ellos se ven abocados a suscitarlas cansadamente. A este último impulso lo llamamos, en verdad, “motivación”. No hay más motivación que la pregunta. Las tareas bonitas son poco menos que edulcoraciones simples para ocultar esta carencia.
Cuando comienzo las clases con mis alumnos, les cuestiono sobre aquellas cosas para las que, si tuvieran respuesta o una leve intuición de algo más, su vida quedaría alterada. Les…
Los comentarios están cerrados, pero trackbacks Y pingbacks están abiertos.