Nacida en 1891 en una familia judía, Edith Stein se bautizaría cristiana a los treinta años y entraría en el Carmelo. De muy joven perdió la fe en Dios y dejó de rezar. Fue una de las primeras mujeres que cursó estudios universitarios en Alemania con especial interés en la filosofía. Fue también tempranamente una feminista radical, involucrada en un grupo a favor del voto femenino. Estudió con el filósofo Edmund Husserl y, bajo su dirección, hizo una tesis doctoral sobre la empatía. También se aproximó a otro gran filósofo, Max Scheler, que le interesó en el catolicismo. Su interés mayor era por la verdad y de ese anhelo dijo ella misma que constituía una oración. No dejó de considerarse también hebrea tras su conversión y bautismo católico. Doce años después de bautizarse ingresa en el monasterio carmelita de Colonia con el nombre de sor Teresa Benedicta de la Cruz. Al desatarse el terror nazi en Alemania, la trasladaron a un monasterio en Holanda, supuestamente más seguro para ella, aunque no lo fue. Allí redactó su testamento presintiendo ya su final próximo: “Desde ahora acepto con gozo, en completa sumisión y según su santísima voluntad, la muerte que Dios me haya destinado”. Escribió un valioso ensayo sobre Juan de la Cruz, subtitulado “La ciencia de la cruz”; y tomó una sentencia suya como lema en el recordatorio del acto de sus votos perpetuos: “Que ya solo en amar es mi ejercicio”. Edith fue víctima, como tantísimos judíos, de la represión y exterminio nazi. En 1942, la Gestapo actuaba también en Holanda. La deportaron a un campo de concentración y luego a Auschwitz, donde acabó en la cámara de gas. Fue canonizada eclesiásticamente en 1998 y civilmente en 2008 al ingresar en el memorial Walhalla, cerca de Ratisbona, que acoge a personalidades de la cultura alemana.
Iniciar sesión
Iniciar sesión
Recuperar tu contraseña
Se te ha enviado una contraseña por email.

