Tres noches
Luciadagen, Posadas y Reyes son celebraciones que se corresponden con las noches de Santa Lucía, previas a la Navidad y Epifanía. Son evangelizadoras de diferentes maneras y fruto de veteranas inculturaciones.
Lejos de Siracusa, donde fue martirizada santa Lucía, cristiana de origen siciliano, durante la persecución de Diocleciano en el siglo iii, el Luciadagen o Día de Santa Lucía se celebra en Suecia. En el siglo XIX, la fiesta se celebraba sobre todo en los hogares, como celebración de la esperanza y la luz que volvía al mundo. En el ámbito público, el mayor avance para la celebración ocurrió en 1927, cuando un periódico organizó una procesión por Estocolmo. En la actualidad, una de las partes fundamentales son los Luciatåget, procesiones de jóvenes vestidas de blanco que sujetan velas, guiadas por la Lucía. Esta lleva en su cabeza una corona con velas encendidas y guía al resto de las jóvenes mientras cantan villancicos con el coro. Hoy, para incluir a todos, los niños se visten de galletas, estrellas y elfos, lo que le crea un conjunto muy colorido. Que no oculte que llevaba comida a los cristianos que se escondían de la persecución. Para liberar las manos y poder acarrear todo lo posible, llevaba una corona de velas en la cabeza, según la tradición, detalle que adaptó la costumbre escandinava.
Las Posadas navideñas son una de las festividades mexicanas más populares. Para los mexicanos, la Navidad comienza el dieciséis de diciembre, fecha en la que se lleva a cabo la primera posada. ¿Qué es una posada? Las posadas son un festejo tradicional que se lleva a cabo nueve días antes de la Navidad, es decir, del dieciséis al veinticuatro de diciembre. Cada uno de los nueve días representa un valor, como la humildad, la fortaleza, el desapego, la caridad, la confianza, la justicia, la pureza, la alegría y la generosidad. Niños y adultos salen a las calles a realizar el “peregrinaje”, que consiste en visitar nueve casas, una por día, hasta encontrar la casa donde se les dé posada. Los peregrinos siguen al “misterio”, que puede ser la figura de María, José, un ángel o un burrito; además, se acompaña de cantos populares y rezos. Finalmente, los anfitriones ofrecen ponche, cañas, frutas de temporada y una bolsita con dulces y cacahuates llamada “colación”. Al final de la velada, se rompe la tradicional piñata de siete picos.
Las posadas datan de la época colonial, surgieron para sustituir las festividades aztecas del Panquetzaliztli que celebraban el advenimiento de Huitzilopochtli, dios de la guerra, que se llevaban a cabo del dieciséis al veintiséis de diciembre. Los frailes evangelizadores transformaron las festividades paganas y las alinearon a las tradiciones católicas, cambiando la imagen de Huitzilopochtli por las de María y José. Posteriormente, el fraile agustino Diego Soria obtuvo del papa Sixto V indulgencias para la realización de las nueve misas de aguinaldo en los días anteriores a la Navidad. Desde entonces, fueron representaciones del peregrinaje de José y la Virgen María a su salida de Nazaret en camino a Belén y del nacimiento de Jesucristo. ¿Qué representa la piñata de siete picos de las posadas? Dentro de las posadas, se acostumbra a romper una piñata de siete picos, cada uno de ellos representa uno de los pecados capitales.
Inculturar el cristianismo
Las fiestas navideñas sustituyeron a los cultos paganos de Oriente relacionados con el solsticio de invierno. La tradición pasó a Occidente a mediados del siglo iv, a través de lo que hoy es Francia. Hoy, que apreciamos las diversas culturas y estamos inmersos en ellas, ya no afirmamos el valor universal de las formas concretas del cristianismo en Occidente, cuestión de inculturación. Las velas de Luciadagen que se celebran en Suecia, los cantos de las Posadas navideñas de México o un poema “laico” de José Luis Hidalgo a la noche de Reyes pueden inculturar aquí y ahora el cristianismo. Las letanías y cantos (disponibles en: www.e-sm.net/217068-13) o el admonitorio Que es la noche de Reyes (disponible en: www.e-sm.net/217068-14) constituyen una buena felicitación navideña.
Hoy, ya no afirmamos el valor universal de las formas concretas del cristianismo en Occidente

