A TI, QUE ERES DIFERENTE… A TI, NO TE CONOZCO
Vivimos en la sociedad de la diversidad, donde parece que todo lo diverso, distinto y diferente es aceptado y acogido. Y, sin embargo, este es el slogan que reza en las pancartas y en los mensajes de las redes sociales, pero cuando lo diverso se acerca y nos toca, entonces, nos incomoda. No sabemos qué hacer con ello, cómo comportarnos, qué patrones seguir y ahí es donde lo fácil es enjuiciar, marcar, etiquetar, despreciar y rechazar.
Entonces, en ese preciso instante, “canta el gallo dos veces”, y los otros se convierten en un riesgo para mí. En ese preciso instante, se activan las miradas sospechosas, las desconfianzas, los recelos. Y nuestros pensamientos y juicios ya sólo pretenden justificar y buscar razones para confirmar todo esto.
Hay muchas personas o situaciones que preferimos no conocer porque nos inquietan o nos comprometen, porque nos cuestionan. Nos sacan de nuestras zonas de confort, interrogan nuestras conciencias, nos obligan a mirar hacia el afuera de todos y hacia el adentro de ti mismo. Algunas de esas llamadas de atención, como pilotos rojos que se encienden, son los inmigrantes, las personas en procesos de enfermedad, los triunfos o fracasos sociales que dependen de nuestras decisiones, los desfavorecidos de nuestro entorno o los pobres del entorno de más allá, los apartados, los de los márgenes y las fronteras. No los conozco, aunque en realidad los conozco demasiado.
Así que, acomodado en mi comodidad, mientras todo me va bien, no hay problema y cuando las cosas se complican, prefiero quedarme al margen. No quiero que me salpique, ni físicamente ni a mi conciencia. ¡Qué yo vivo muy tranquilo! ¿Cuántas lágrimas habrá que derramar? ¿Cuántos gallos deberán cantar para que nos cuidemos y nos tratemos como seres humanos?
Raoul Follereau, periodista y escritor francés, dedicó su vida a la lucha contra le lepra, pionero de lo que más tarde se llamó “acción para el desarrollo integral”. Él expresa muy bien todo esto: ¿Buscáis un objetivo para vuestras vidas? En el mundo faltan tres millones de médicos: sed médicos entre los pobres. Más de mil millones de seres humanos no saben leer ni escribir: sed maestros para ellos. Dos hombres de cada tres no comen lo suficiente: sed sembradores y lograd que las tierras incultas den cosechas que los sacien. ¿Buscáis un objetivo para vuestra vida? El mundo está deshumanizándose: sed hombres.
Solo deja de ser extraño, diferente, aquello que conocemos de cerca, en ese espacio donde me encuentro con la persona, allí donde las palabras son dichas cara a cara y los ojos sostienen la mirada. Si te conozco, dejas de ser riesgo para mí. El Papa Francisco habla de: La persona en el centro, nadie al margen de la vida. La persona en el centro frente a la tiranía de la masa indiferente.