Comencemos el nuevo curso construyendo nuestra casa sobre la roca
De nuevo estamos en septiembre y comenzamos un nuevo curso cargados de ilusión, nuevos proyectos e ideas. A veces, las ganas y la ilusión por poner en práctica este curso nuevos juegos, emplear más las metodologías activas, hacer las clases más motivadoras… puede confundirnos y hacer que queramos construir rápidamente en la arena.
Una buena programación
A mí, personalmente, me gusta mucho programar, porque me encanta crear y diseñar y ponerlo por escrito en la programación de inicio de curso hace materialice todas las ideas que pueda tener en la cabeza, analizando si contribuyen o no a la consecución de las competencias específicas y por tanto van dirigidas hacia la meta que nos planteamos.
Una de las dificultades con las que nos podemos encontrar, si comenzamos de nuevo en un centro educativo nuevo, es la falta de conocimiento del alumnado al que vamos a dar clase. Ahí podemos partir de los conocimientos generales que nos aporta la psicología evolutiva, siendo conscientes de que esta primera programación, requerirá de reajustes, una vez realicemos las evaluaciones iniciales y conozcamos a los que van a ser nuestros alumnos y alumnas este curso.
El otro punto de partida, no podía ser otro, que el currículo de Religión Católica, cuya construcción nos permite ser conscientes de hacia dónde nos dirigimos, pero con la suficiente flexibilidad como para responder a los diversos modos de aprender que nos encontramos en el aula.
Diseño universal para el aprendizaje
En esta programación, no debemos olvidar, cómo vamos a responder a los diversos modos de aprender de nuestro alumnado. Para ello, tenemos como aliado el modelo DUA, del que he hablado ampliamente en el artículo Diseño Universal para el Aprendizaje en Religión.
Gracias a este modelo podemos hacer una revisión, exhaustiva, para conocer si las situaciones de aprendizaje que planteamos responden o no los principios, pautas y puntos de verificación del modelo, y por ende, son accesibles para todos.
El CAST nos propone una lista de comprobación con la que poder analizar nuestras programaciones.
La casa sobre la roca
Está claro que la roca de nuestra intervención didáctica es la reflexión, y por ende la programación. Pero al ser maestros y profesores de Religión, no es la única roca en la que debemos asentar los cimientos del nuevo curso, las palabras y enseñanzas del maestro han de ser el terreno sobre que construir, pues como él mismo nos dice:
Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.
Mt 7, 24-25
Y para que no olvidemos esta enseñanza, os adjunto en esta entrada un material adaptado, con apoyo visual, listo para imprimir para poder trabajar esta parábola este nuevo curso que comienza.
Espero que os sea de utilidad y que cuando nos acordemos de la roca pensemos en la importancia de la reflexión sobre la práctica docente, de la programación y sobre todo que nosotros tenemos otra gran Roca: el Evangelio.
Sin olvidar que, aunque tenemos estrategias y herramientas para poder afrontar diversas soluciones, la improvisación no puede ser la norma de nuestro trabajo, sino más bien todo lo contrario, la programación, ese mapa que dibujamos al inicio de curso, es el que nos va a guiar para que el proceso de enseñanza y aprendizaje sea eficaz.
¿Qué pensáis al respecto? Espero vuestra respuesta en comentarios.
Parábola La casa sobre la roca
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