En el punto de mira
Todo indica que se aproxima otra reforma educativa que afectará, no ya al currículo, sino al profesorado. Si se hubiera cumplido el calendario de la LOMLOE, ya se habría presentado el anteproyecto de esa reforma.
El Gobierno asumió el compromiso, en la disposición adicional séptima de la LOMLOE de 2020, de presentar una reforma de la profesión docente. Literalmente, decía aquella ley orgánica que, para “impulsar el desarrollo de la profesión docente, el Gobierno, consultadas las comunidades autónomas y los representantes del profesorado, presentará, en el plazo de un año a partir de la entrada en vigor de esta ley, una propuesta normativa que regule la formación inicial y permanente, el acceso y el desarrollo profesional docente”.
En enero de 2022, la ministra de Educación presentó a las comunidades autónomas y la mesa de negociación de los sindicatos educativos veinticuatro propuestas para la reforma de la profesión docente. No es un anteproyecto de ley, pero se ha iniciado el procedimiento. Pilar Alegría confirmó en la Comisión de Educación del Senado, en ese mismo mes, que se proponía actualizar la formación inicial y permanente del profesorado, así como el acceso y la carrera docente: “Es una reforma educativa sustancial y delicada, que no se ha abordado desde hace cuatro décadas. Pero es hoy más necesaria que nunca. Nuestros profesores precisan una formación inicial y permanente suficiente y adecuada, sentirse profesionalmente acompañados”.
Entre otras medidas, se propone el establecimiento de una prueba de acceso a los grados de Educación Infantil y Primaria, teniendo en cuenta los niveles de empleabilidad; plantea la posibilidad de establecer una prueba de acceso al máster universitario en Formación del Profesorado, similar a los grados de Infantil y Primaria. El Ministerio propone también establecer un nuevo modelo de iniciación a la profesión docente basado en el aprendizaje en la práctica. Las veinticuatro propuestas recogen el objetivo de mejorar y garantizar la formación permanente del profesorado.
Repensar la profesión docente
En mayo de 2022, se ha celebrado en Valencia la Cumbre Internacional sobre la Profesión Docente (ISTP, en sus siglas en inglés), en la que no solo España, los catorce países participantes han reafirmado su compromiso para mejorar la equidad y la calidad de los sistemas educativos con la premisa de que “solo un profesorado empoderado puede mejorar la educación”. Así se manifestó el secretario de Estado de educación, Alejandro Tiana, que subrayó que “los cambios en el sistema no serán reales si no nos centramos, si no pivotamos sobre la profesión docente, la inclusión y la equidad. Los sistemas educativos solo los vamos a transformar si trabajamos con un comportamiento proactivo en el que todos tenemos que estar implicados los gobiernos, las familias y los docentes”.
El director de educación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, Andreas Schleicher, afirmó que “el mundo pospandémico necesita diseñar métodos de aprendizaje innovadores y empoderar a los jóvenes para que tengan iniciativa y sean responsables de un futuro más inclusivo”. Schleicher había reconocido solo unos días antes, en el Encuentro Iberoamericano de Profesores de Religión, que la asignatura de Religión es necesaria en la formación de los estudiantes por sus aportaciones educativas.
España explicó en esta cumbre su prioridad de fomentar la formación digital de los docentes. Un indicador de este compromiso es la publicación en el Boletín oficial del Estado del 16 de mayo de la “Resolución de la Dirección General de Evaluación y Cooperación Territorial sobre la actualización del marco de referencia de la competencia digital docente”, que seguro nos va a ocupar mucho tiempo en los próximos dos años.
Pues bien, es evidente que estamos ante un tiempo en el que se va a repensar la profesión docente. Será oportuno abrir espacios de diálogo y propuestas para que los profesores de Religión estén incorporados con plena normalidad en los nuevos escenarios de formación inicial y permanente, así como en el acceso a la profesión docente y en su desempeño.
Pues bien, es evidente que estamos ante un tiempo
en el que se va a repensar la profesión docente