Ampliado el plazo de presentación de candidaturas el IV Premio de Educación en Derechos Humanos
Hasta el próximo 31 de octubre los centros educativos y organizaciones de la sociedad civil de 22 países iberoamericanos podrán presentar sus iniciativas en favor de la promoción de los derechos humanos. Este año, el premio destacará aquellos proyectos que pongan el foco en garantizar el derecho a la salud en las aulas, así como el rol de centros educativos y organizaciones en la superación de los retos educativos producidos por la COVID-19.
La OEI y la Fundación SM han ampliado el plazo de presentación de candidaturas de la cuarta edición del Premio de Educación en Derechos Humanos Óscar Arnulfo Romero. Los proyectos de centros educativos y organizaciones de la sociedad civil que hayan realizado una labor a favor del derecho a la educación, la convivencia en la escuela o la paz, entre otros, podrán presentarse hasta el próximo 31 de octubre. En ese sentido, este año el premio también resaltará iniciativas que hayan puesto su mirada en garantizar el derecho a la salud en las aulas de clase, así como aquellas que incentiven el rol activo de centros educativos y organizaciones de la sociedad civil en la superación de los nuevos desafíos educativos generados por la crisis de la COVID-19.
Este galardón cuenta con tres ediciones, y reconoce el trabajo de centros educativos y ONG que desarrollen programas orientados a garantizar el derecho a la educación de niñas, niños y jóvenes, así como la inclusión, la paz, la toma de conciencia sobre la importancia de la educación en valores y derechos humanos, entre otros temas. Asimismo, este año el premio destacará aquellos proyectos que pongan el foco en el papel de las escuelas y organizaciones para garantizar el derecho a la salud en las aulas, así como su rol activo en la superación de los nuevos retos educativos producidos por la crisis de la COVID-19.
Hay dos categorías: la primera destinada a centros escolares (educación formal), y la segunda, dirigida a organizaciones de la sociedad civil (ONG) y de educación no formal. En la primera fase nacional, un jurado ad hoc seleccionará dos experiencias ganadoras, una en cada categoría, por cada país participante, y dará a conocer su veredicto el próximo mes de octubre. Aquellas iniciativas ganadoras en la primera fase obtendrán el derecho de competir en la fase internacional, que seleccionará las cuatro mejores a nivel iberoamericano, dos por cada categoría. Las bases de la convocatoria pueden consultarse en la página web de la OEI.
En la fase internacional, los premiados de esta cuarta edición recibirán cinco mil dólares cada uno que se tendrán que destinar a las iniciativas presentadas, en un acto que se realizará dentro del IV Seminario Internacional sobre Educación en Derechos Humanos, cuya fecha se anunciará en los próximos meses.
En esta ocasión, podrán participar iniciativas provenientes de veintidós países de Iberoamérica: Andorra, Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, España, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Portugal, Puerto Rico, República Dominicana y Uruguay.
La convocatoria anterior, realizada en el año 2019, contó con la participación de alrededor de 600 iniciativas. Los ganadores –en la categoría de centros escolares de la fase internacional– fueron los proyectos Inclusión para la equidad social y Radio, televisión y prensa escolar de instituciones educativas de México y Chile, respectivamente. Asimismo, en la categoría de organizaciones de la sociedad civil fueron premiados los proyectos Jóvenes dialogando sobre los retos para construir la paz en la Exposición ¿Por qué estamos como estamos? y Defendiendo lo que somos de Guatemala y Puerto Rico, en una ceremonia que se realizó en la Ciudad de México en noviembre de ese año.
Este premio se otorga en honor a san Óscar Romero, sacerdote de El Salvador, el cuarto arzobispo de la metrópoli y un firme defensor de los derechos humanos. Fue fue asesinado el 24 de marzo de 1980 mientras oficiaba una misa.
En octubre de 2018 el papa Francisco lo canonizó en la Santa Sede ante la mirada atenta de miles de salvadoreños, convirtiéndole así en el primer santo del país centroamericano.
Accede aquí a las bases del premio.