LA LOMLOE. NUEVO ENFOQUE PARA LA VIEJA LOE
En pocos días, la LOMLOE arrancará, con el nuevo Gobierno, su periplo legislativo en el Congreso de los Diputados. Ofrecemos, de manera sintética, algunas de las claves del texto que se debatirá en el Congreso.
Cuando en el Consejo de Ministros celebrado el viernes quince de febrero se acordó la remisión a las Cortes Generales del proyecto de Ley Orgánica de Educación por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2006, de tres de mayo, de Educación (LOMLOE), la ministra Celaá, en la rueda de prensa posterior, subrayó que el objetivo de la nueva ley no solo era derogar la LOMCE, sino mejorar el sistema educativo para “conectarlo plenamente con las corrientes contemporáneas educativas de la Unión Europea y de la Unesco” y los objetivos planteados en la Agenda 2030 de Naciones Unidas.
Para conseguir ese objetivo de “una educación para el siglo XXI”, el Ministerio ha apostado por modificar la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (LOE), aprobada en el Gobierno de Zapatero, y de rogar por completo la LOMCE, aprobada en el Gobierno de Rajoy. Una derogación “imprescindible”, según expresó la ministra, porque la LOMCE “ha vulnerado la igualdad de oportunidades” y “ha tenido efectos nocivos para el sistema educativo español”. Entre ellos, enumeró la pérdida de equidad, el abandono escolar temprano “excesivo”, el aumento de tasas de repetición, el empeoramiento de los niveles de titulación en Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y en Bachillerato y una matriculación en Formación Profesional (FP) “inferior a la media de la Unión Europea y los países de la OCDE”.
NUEVO ENFOQUE PARA LA VIEJA LOE
El Ministerio defiende que la ley persigue corregir las desigualdades, reforzar la equidad y la inclusión, estabilizar el sistema y mejorar los resultados, partiendo de la base de que “nadie se quede atrás”. En la exposición de motivos de la ley, se subrayan las razones con las que se quiere argumentar la derogación de la LOMCE y la vuelta a la LOE, y se reconoce que, trece años después de aquella, se hace necesario conceder importancia a varios enfoques que resultan claves para adaptar el sistema educativo a lo que de él exigen los tiempos a los que nos enfrentamos.
En PRIMER LUGAR la ley incluye el enfoque de derechos de la infancia entre los principios rector
es del sistema, según lo establecido en la Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas (1989), reconociendo el interés superior del menor, su derecho a la educación y la obligación que tiene el Estado de asegurar el cumplimiento efectivo de sus derechos.
En SEGUNDO LUGAR, adopta un enfoque de igualdad de género a través de la coeducación y fomenta en todas las etapas el aprendizaje de la igualdad efectiva entre hombres y mujeres, la prevención de la violencia de género y el respeto a la diversidad afectivo-sexual, introduciendo en Educación Secundaria la orientación educativa y profesional del alumnado con perspectiva inclusiva y no sexista.
En TERCER LUGAR, plantea un enfoque transversal orientado a elevar los resultados de todos los estudiantes por medio de una dinámica de mejora continua de los centros educativos y una mayor personalización del aprendizaje.
En CUARTO LUGAR, reconoce la importancia de atender al desarrollo sostenible de acuerdo con lo establecido en la Agenda 2030. Así, la educación para el desarrollo sostenible y la ciudadanía mundial ha de incardinarse en los planes y programas educativos de la totalidad de la enseñanza obligatoria, incorporando los conocimientos, capacidades, valores y actitudes que necesitan todas las personas para vivir una vida fructífera, adoptar decisión es fundamentadas y asumir un papel activo (tanto en el ámbito local como mundial) a la hora de afrontar y resolver los problemas comunes a todos los ciudadanos del mundo. La educación para el desarrollo sostenible y para la ciudadanía mundial incluye la educación para la paz y los derechos humanos, la educación intercultural y la educación para la transición ecológica y la comprensión internacional.
En QUINTO LUGAR, la ley insiste en la necesidad de tener en cuenta el cambio digital que se está produciendo en nuestras sociedades y que forzosamente afecta a la actividad educativa. Con ese objetivo, se incluye la atención al desarrollo de la competencia digital de los estudiantes de todas las etapas educativas, tanto a través de contenidos específicos como en una perspectiva transversal.