Nueva ley. Viejas recetas para la ERE
Editorial, febrero 2020
En pocos días, arrancará el trámite parlamentario del proyecto de ley orgánica, la LOMLOE, que viene a derogar la LOMCE y a modificar, en algunos aspectos, la LOE de 2006. En el preámbulo de la ley, se subraya que, con esta reforma, se pretende actualizar nuestro ordenamiento educativo a los objetivos europeos y a la reciente Agenda 2030 de la Unesco. Según el Ministerio, estamos ante una reforma basada en evidencias y recomendaciones de organismos internacionales.
La propuesta que se hace en la LOMLOE con respecto al encaje académico de la ERE y la integración de la diversidad religiosa en la escuela es profundamente decepcionante para quienes, en sintonía, precisamente, con las recomendaciones de la Unesco, las resoluciones del Consejo de Europa y los caminos educativos apuntados por el papa Francisco en Laudato si’ o en la convocatoria del pacto educativo global, reclaman un acuerdo amplio sobre la regulación de la enseñanza de las religiones que ajuste su encaje a los retos globales de la educación y a la configuración actual de la sociedad.
Sería importante que quienes quieren identificarse con un nuevo modo de hacer política, cuando se trata de abordar el encaje escolar de la enseñanza de las religiones, escuchen lo que se hace en el resto de Europa, rechacen los estereotipos ideológicos y valoren la contribución que estas enseñanzas aportan a la hora de configurar el horizonte de sentido que significa el currículo escolar.
Tenemos la obligación de denunciar la propuesta de la LOMLOE, que asfixia y arrincona académicamente a la asignatura como si se tratase de una extravagancia curricular, y de hacer ver que la enseñanza de la ERE puede contribuir, porque sabe de educación, a constuir una sociedad abierta, plural e inclusiva.