Salir, escuchar, sumar, narrar, cantar. A propósito de “El Madrileño”
Me he impuesto el reto en este blog de salir a la intemperie de la cultura que se mueve a mi alrededor con mi mirada de profesor de Religión y de más cosas. Este reto me mantiene despierto y me ayuda a escuchar algo de lo que no escucharía y a mirar algo de lo que no vería. Quizá por eso me está permitiendo encontrar tesoros que no he estado buscando.
Uno de ellos, “El madrileño” que me tiene estos días con la mirada perdida. Yo no lo veía pero, hace dos viernes una alumna que sabe que me gusta seguir buscando me dijo: “C Tangana ha subido diez vídeos a la vez hoy” los tienes que ver y oír. Yo, que venía de sentir y escribir que necesitamos educar “con masa madre”, le dije, vamos a por ello.
Y, mira tú por dónde, he encontrado un ejemplo perfecto de eso que deseaba. Este culo inquieto de 30 años, que a su edad ha tenido ya más nombres que un espía, ha concebido un proyecto que conecta las raíces de su identidad personal y musical, con el futuro de la música que busca. No se ha quedado quieto en su territorio. Ha convocado más talento además del suyo. Ha sentado en la misma mesa a varios géneros y varias generaciones y los ha puesto a mirar hacia un mismo punto. Las voces y las músicas de unos y otros dialogan y hacen algo nuevo que conecta pasado, presente y futuro. Hacen juntos ese milagro de sumar, de escucharse, de dejar que surja lo más auténtico de lo que son porque es entonces cuando surge lo nuevo. El madrileño es su nuevo nombre y es un concepto que rezuma acogida, diálogo, punto de encuentro, mutuo reconocimiento, proyecto compartido, raíces conectando con frutos.
Y me dije… ojalá seamos capaces de hacer esto, ahora que estamos a la búsqueda de un currículo nuevo. Ojalá seamos capaces de juntar generaciones que se escuchen en esta búsqueda, profesores jóvenes y maduros, teólogos que salen de su cátedra y se agachan a escuchar nuevos sones en la voz de los niños y los jóvenes. Ojalá este foro convocado con tantas voces y tanta búsqueda consiga ponernos a todos en salida y en sintonía para hacer que nuestra música cante de nuevo la melodía siempre antigua y siempre nueva. Qué reto tan precioso remangarse de nuevo para salir al encuentro.
En mi viaje de curioseo, le escucho, le leo y le miro en distintas entrevistas, vídeos y fotografías a este chico que viste como yo nunca vestiría y me encuentro un chándal imposible que habla de Jesús Rey. No acierto a saber por qué de todos los mensajes que puede haber en un chándal, precisamente lleva ese. No me importaría charlar con él de qué referencias religiosas y espirituales viajan por sus venas. Veo en comentarios de sus vídeos que se encuentran generaciones diversas que lo escuchan con diferentes resonancias porque su persona ahora es punto de encuentro y recibe muchas miradas. En este mundo obsesionado en conseguir que el algoritmo redirija las miradas hacia ti, me pregunto cómo llamar la atención para conseguir no que nos miren al dedo sino a lo que señala nuestro dedo.
Cuántos retos… Ojalá fruto de este diálogo nos salga un currículo “madrileño” conectado a las raíces, abierto al futuro, cogedor y en salida, capaz de narrar la vida siempre nueva, de cantar la eterna melodía.