Diseñar el nuevo currículo de Religión
Julia Gutiérrez Lerones
Delegada de enseñanza (arzobispado de Valladolid)
Nos encontramos en medio de un novedoso acontecimiento en vistas a la renovación del presente currículo. Se trata de un foro virtual abierto cuya primera sesión comenzó el veintitrés de febrero para continuar con otras tres los días dos, nueve y dieciséis de marzo. La Comisión Episcopal para la Educación y la Cultura señala que hemos entrado en un proceso de renovación realista y concreto: “Nos proponemos mirar a nuestro alrededor y acoger lo que está aconteciendo en los contextos locales y globales, en el ámbito de la educación, con una perspectiva internacional y en nuestra comunidad eclesial”. Para conocer lo que está aconteciendo, se ha pedido a especialistas en distintas disciplinas que aporten los elementos que no pueden faltar en el nuevo currículo, llevando a cabo un diálogo entre las cuatro fuentes de este y los grandes desafíos que sufren nuestras sociedades que influyen en el mundo educativo. Nuestra asignatura se ve afectada por estas influencias que hay que comprender para incorporar todo lo que favorezca la formación integral de las personas. Estas fuentes son: la epistemológica (proporciona los conocimientos científicos en diálogo interdisciplinar), la sociológica (atiende a las demandas socioculturales), la psicológica (se centra en la personalidad y edad evolutiva de los alumnos) y la pedagógica (ofrece los elementos sobre cómo enseñar, la actividad docente y la práctica didáctica).
Este foro abierto es un evento novedoso porque, en el proceso de elaboración, se ha solicitado la participación directa de las familias, que son los primeros interesados en la educación de sus hijos. No menos importante es contar con la experiencia de las delegaciones diocesanas de enseñanza, que mantienen con sus maestros y profesores de Religión reuniones para compartir experiencias con el fin de aportar y enriquecer el diálogo desde lo concreto y realista de su práctica docente. A la renovación del currículo se ha invitado también a instituciones dedicadas al mundo educativo, como universidades y distintas asociaciones.
Se ve afectada por estas influencias que hay que comprender
para incorporar todo lo que favorezca la formación integral
Escrutar los signos de los tiempos
Este nuevo modo pone en práctica uno de los aspectos que la Iglesia nos enseña con la doctrina social: el de escrutar juntos los signos de los tiempos, interpretándolos a la luz del Evangelio, donde se manifiesta el Espíritu marcando el camino para comprender cuál es la obra que hemos de llevar a cabo. Uno de ellos es la necesidad de participación de todos los ciudadanos en los acontecimientos de la vida social. El principio de participación de nuestra doctrina social garantiza el ejercicio de la responsabilidad común, pues todos somos responsables de todos, al mismo tiempo que facilita que el Espíritu nos infunda su luz y sabiduría para interpretar las necesidades educativas en este proceso de discernimiento y propuesta en el que todos estamos implicados. Si con frecuencia se oye decir que los currículos son elaborados “a tavolino”, desconectados de la realidad del aula, de ahora en adelante no será así si queremos dar la relevancia que merece la educación de las personas, porque de ella depende su futuro, su desarrollo integral y el desarrollo más o menos pleno de nuestra sociedad.
Terminamos esta carta poniendo en las manos del Señor este camino y agradeciendo a todos la participación por el bien de nuestros alumnos y para una vida social más justa.
Julia Gutiérrez Lerones
Delegada de Enseñanza
(Arzobispado de Valladolid)