Horizonte global
Ya en la segunda mitad de los setenta, el dosier sobre el hecho religioso, coordinado por Martín Velasco, pretendía la formación de profesores de Religión para tercero de BUP con conocimientos de las religiones.
La publicación hace un mes de Historia global de las religiones en el mundo contemporáneo, por Francisco Javier Ramón Solans, es un acontecimiento. Su autor nos comunicaba así a los miembros de la Asociación Española de Historia Religiosa Contemporánea la doble insatisfacción que origina su libro: “La carencia de visiones globales de la historia de las religiones así como […] la falta de traducciones al castellano de las principales contribuciones al estudio de la religión en la historiografía anglosajona, alemana, francesa e italiana”. El libro busca ofrecer “una panorámica más compleja de la religión en las sociedades contemporáneas” y acercar a los últimos debates que se han producido dentro de la antropología, la sociología y la historia. Asume que la religión no está en franco retroceso.
Así, lo realmente llamativo es que “el libro busca desterrar las visiones más esencialistas y anacrónicas que hacen de la religión un atavismo condenado a desaparecer, y mostrar cómo la religión ha modelado nuestra forma de comprender el mundo”. Concretamente, “el libro analiza cómo las diversas religiones han dialogado con la modernidad, la secularización, la política, la globalización, la nación, la violencia/pacifismo y el género”. Resulta un relato complejo y plural que integra estudios realizados en las últimas décadas sobre el papel de las religiones en el mundo contemporáneo y las relaciones establecidas entre las diversas confesiones religiosas.
Un acierto de entrada es partir del Primer Parlamento Mundial de las Religiones, que acompañó la Exposición Universal de Chicago de 1893. Año de la publicación de La división del trabajo social, por Durkheim, y la consolidación de una lectura teleológica de la historia que llevaba, inevitablemente, a la secularización. Año también de la apertura del Archivo Secreto Vaticano por León XIII, con el espaldarazo que supone al desarrollo del método histórico en los estudios eclesiásticos. Más de un siglo después, el autor cuestiona ideas como que la diferenciación entre una esfera secular y otra religiosa sea el principio organizador de las sociedades modernas. Sin ignorar que “lo religioso” desborda constantemente los límites establecidos en los Estados no confesionales y se adentra en todas las cuestiones de la vida social y política. O informar de la “invención” de nuevas religiones institucionales a partir del siglo xix, como el hinduismo, el confucianismo o el sintoísmo.
Acontecimiento
Podemos hablar de acontecimiento por dos razones. En primer lugar, el estudio académico institucional y escolar de las religiones en nuestro país lleva un considerable retraso. En 1880, se crea la primera cátedra de Historia de las Religiones en el Collège de France y aparece la Revue d´histoire del religions. Desde 1868, Max Müller impulsa el estudio de la religión en Oxford y, en 1912, se funda en Alemania el Instituto de Ciencias Religiosas de Leipzig. En España, se crea una efímera cátedra de Historia de las Religiones en la Universidad de Madrid a mediados de los años cincuenta del pasado siglo. Apenas duró el tiempo de su catedrático: Ángel Álvarez de Miranda (1954-1957). En segundo lugar, acontecimiento también porque es fruto maduro de un proceso.
A comienzos de los noventa del siglo XX, se crean los Institutos de Ciencias de la Religión y de las Religiones en las Universidades Comillas y Complutense, respectivamente. Se funda también la Sociedad Española de Ciencias de las Religiones y aparecen las revistas ‘Ilu y Bandue. Se publica Hombres, ritos, dioses. Introducción a la historia de las religiones, en 1995, de Díez de Velasco. Considerada por su autor un primer paso, se presentó como fruto de la tolerancia instaurada en la Transición. Lo es de la sensibilidad gestada en el Instituto Fe y Secularidad (1967-1987) y de la política cultural impulsada desde los ochenta por el Ministerio de Justicia. La presencia de las religiones en el sistema educativo español se había limitado a Mitología, una asignatura “de adorno” a mediados del siglo XIX.