Te he conocido y así cambié a mejor
Tu etapa aquí acabó, ¡vuela! Estás graduada. Solo mírate. Hay mucho en mí de lo que aprendí de ti. Vas conmigo dentro de mí. Aunque no sepa el fin de esta historia, sé que la cambiaste. Te he conocido y así cambié a mejor.
Son solo algunas frases de la canción que nos ayudó a contar bellamente tantas experiencias reales vividas por los profesores de Religión en la sesión de la tarde del congreso “La Iglesia en la educación. Presencia y compromiso”, celebrado el veinticuatro de febrero de 2024 en Madrid. La canción expresa un diálogo entre una estudiante que acaba su paso por la escuela, por las clases de Religión, y su profesora de Religión. Es una experiencia real. Mejor, son muchas experiencias reales que se repiten muchas veces.
Cuántos profesores de Religión, casi de forma desapercibida, hemos vivido estos sentimientos que la canción expresa. “Ahora tu etapa aquí se acabó, ¡vuela! Estás graduada, el mundo te espera, ¡ánimo! Solo mírate, ¡no hay límites!”. Ocurre al finalizar la etapa de Educación Primaria, cuando nuestros alumnos van haciéndose poco a poco mayores; y ocurre cuando acaban su paso por el instituto en Educación Secundaria Obligatoria y/o Bachillerato y miran su futuro con ilusión, también con cierto miedo. Nuestras palabras en esos momentos son siempre así: vuela, ánimo, no hay límites. Es emocionante la huella que los alumnos dejan en nosotros como profesores: hay mucho en mí de lo que aprendí de ti, vas conmigo.
Cuántos alumnos de Religión, de manera invisible o abiertamente, a veces a través de sus familias, nos han conmovido con sus palabras de despedida. La canción lo expresa así: “Querida profesora, ¡es tanto lo que le debo! Es usted la mejor profesora que he tenido, ¡me ha hecho mejor persona! Sé que hoy soy quien quiero ser porque te conocí”. Y es realmente así, somos muchos los maestros que guardamos en nuestro corazón palabras, gestos y rostros de tantos chicos y chicas que han llenado de sentido nuestro trabajo, que nos han mejorado como personas y docentes. Es reconfortante experimentar cómo la historia de un profesor de Religión se llena de vida con tantas vidas.
Finalmente, la canción no solo expresa la experiencia de la profesora y de la alumna, cada una con sus propias emociones y palabras, sino que ese diálogo culmina coralmente uniendo las voces y cantando una honda realidad: “Te he conocido y así cambié a mejor, hay mucho en mí de lo que aprendí de ti”. Son sentimientos mutuamente compartidos. Los alumnos y los profesores dicen una verdad vivida cuando cantan: “Vas conmigo dentro de mi corazón”.
Desafíos priorizados
Esta canción fue el marco en el que se compartió por la tarde el fruto de un proceso participativo, sobre la enseñanza de la religión y de su profesorado, que había empezado en Valladolid, con un panel de buenas prácticas, y que continuó como proceso de participación desde entonces hasta el congreso, culminando en un trabajo compartido por la mañana en el Palacio de Congresos de Madrid. Como expresión de todo el proceso participativo de reflexión, se identificaron los desafíos actuales que deben inspirar el trabajo futuro de la enseñanza de la religión. Los doscientos sesenta congresistas expresaron hasta treinta y siete desafíos, se seleccionaron los diez más apoyados por todos y se compartieron solo tres en la tarde del congreso:
- Constatamos la necesidad de prestigiar la asignatura y su profesorado evidenciando la identidad del ámbito educativo de la religión frente al ámbito catequético.
- Nos apena la falta de alternativa, o asignatura espejo, y la falta de reconocimiento académico de la asignatura de Religión.
- Sentimos como urgente la dignificación de la profesión y la asignatura con la formación y a través de proyectos de aprendizaje-servicio, como indica el currículo.
Son desafíos priorizados en una sesión de trabajo a la que llegamos, según la nube de palabras compartida al inicio, “felices, agradecidos y expectantes”; y de la que nos fuimos, también según otra nube de palabras compartida, “con la capacidad de amar fortalecida, con más esperanza y con más ganas de compartir”.
Es reconfortante experimentar cómo la historia de un profesor de Religión se llena de vida con tantas vidas