La educación es un bien común, un derecho fundamental y la base de un futuro sostenible.
Mensaje de la Sra. Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO, con motivo del Día Internacional de la Educación 24 de enero de 2022
Hoy, cuando celebramos el cuarto Día Internacional de la Educación, nuestro mundo se encuentra en un punto de inflexión. Las flagrantes desigualdades, un planeta dañado, la creciente polarización y las devastadoras consecuencias de la pandemia nos plantean una decisión generacional: seguir por un camino no sostenible o cambiar radicalmente de rumbo. La educación puede ayudarnos a resolver todos estos problemas, pero debe hacer frente a serios desafíos.
Todavía no hemos cumplido nuestro compromiso de garantizar el derecho a una educación de calidad para todos. Los trastornos provocados por la COVID-19 no han hecho más que agravar una crisis educativa que, incluso antes de la pandemia, excluía a 268 millones de niños de la escuela, especialmente a las niñas. A raíz de esa exclusión, millones de niños, jóvenes y adultos podrían ser víctimas de la pobreza, la violencia y la explotación.
En esta época excepcional, no podemos seguir haciendo lo mismo de siempre. Si queremos transformar el futuro, si queremos cambiar el rumbo, debemos repensar la educación. Se trata de forjar un nuevo contrato social para la educación, como se pide en el informe de la UNESCO sobre los Futuros de la educación, publicado el pasado mes de noviembre. Tenemos que reparar las injusticias del pasado y orientar la transformación digital hacia la inclusión y la equidad. Y necesitamos que la educación contribuya plenamente al desarrollo sostenible, por ejemplo, integrando la educación ambiental en todos los planes de estudios y formando a los docentes en este ámbito.
Con ese fin, debemos prestar apoyo financiero a la educación, teniendo en cuenta que no es un gasto, sino una inversión. Por ello, en la Declaración de París aprobada durante la Reunión Mundial sobre la Educación de la UNESCO el pasado mes de noviembre, nuestros Estados Miembros reafirmaron su compromiso de dedicar al menos el 4% del PIB o al menos el 15% del gasto público a la educación. Asimismo, debemos intensificar la ayuda internacional y la cooperación mundial porque esta pandemia nos recuerda con dureza lo frágiles que son nuestras sociedades y lo interconectadas que están. Solo podemos lograr este cambio juntos, mediante la solidaridad y la cooperación.
Para ello se ha de poner en marcha un amplio movimiento que englobe a los gobiernos, la sociedad civil, los educadores, los estudiantes y los jóvenes para movilizar nuestra inteligencia colectiva y reimaginar juntos nuestro futuro.
Este es nuestro mensaje con motivo del Día Internacional de la Educación, porque la educación es un bien común, un derecho fundamental y la base de un futuro sostenible.