Nuevos currículos, nuevas esperanzas e ilusiones
Por Rafael Martín Gómez
Presidente de APPRECE Andalucía
En 1979, la entonces Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis hizo público el documento Orientaciones pastorales sobre la ERE. Su legitimidad, carácter propio y contenido. Si todos los que opinamos sobre la enseñanza religiosa lo hubiéramos leído, no estaríamos repitiendo las mismas cuestiones. En 1965, Pablo VI promulgaba la Gaudium et spes, del Concilio Vaticano II, que nos dice: “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los seres humanos de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón. La comunidad cristiana está integrada por personas que, reunidas en Cristo, son guiadas por el Espíritu en su peregrinar hacia el reino del Padre y han recibido la buena nueva de la salvación para comunicarla a todos. La Iglesia por ello se siente íntima y realmente solidaria del género humano y de su historia”. Es la música de fondo de los nuevos currículos de Religión.
Basten estos dos ejemplos para agradecer a la Comisión Episcopal para la Educación y Cultura sus trabajos y esfuerzos con el foro “Hacia un nuevo currículo de Religión Católica”, que en febrero y en marzo inició un proceso participativo y abierto, con las emisiones del foro en línea, presentándonos luego en abril una síntesis de todas las aportaciones y, después de junio y julio, ofreciéndonos unas propuestas de currículos e invitándonos a toda la comunidad educativa a que colaboremos en su mejora.
Nunca en la historia de la educación española se ha producido un acontecimiento de tanta importancia, apostando por este proceso de participación, además de ofrecernos unos contenidos educativos, que hacen de verdad nuevo todo el currículo y que tiene que llenar de ilusión a su profesorado. Quienes lean los borradores de los nuevos currículos y, al mismo tiempo, los dos documentos citados se preguntarán por las razones por las que se ha tardado tanto (cuarenta y un años y cincuenta y cinco años) en crear una Comisión para la Educación y Cultura y otra para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado. Un hecho estructural que tiene que reorganizar nuestras mentes.
Comprometidos
Porque todavía hay quienes piden a la enseñanza religiosa lo que ella no es, “no es como una evangelización y catequesis de segunda clase”, confusión predominante entre los que se dedican a la política, y de ahí las dificultades para el diálogo y para la búsqueda de la cooperación necesaria para la organización de las enseñanzas de Religión en la escuela y la búsqueda de soluciones a los problemas que se puedan derivar, tanto con la organización de la asignatura como con su profesorado. De ahí que los nuevos currículos de Religión están clarificando los ámbitos distintos en los que se sitúan la enseñanza religiosa y la catequesis, sin olvidar que la ERE tampoco es una propuesta puramente cultural. A todos se nos pide salir de planteamientos insuficientes, eliminando ambigüedades y pesimismos. A todos nos comprometen a participar en la búsqueda de la verdad, sin complejos ni temores. Así lo entendemos en APPRECE y por eso la Comisión Episcopal para la Educación y Cultura puede contar con nosotros.