Estamos encendiendo la llama
¿Cuántas veces a lo largo de la vida pasa junto a nosotros una gran oportunidad? ¿Cuántas nos pilla reunidos y sin saber levantar la vista de lo urgente o lo planificado? Quién sabe, ¿verdad? ¿Cómo podemos estar despiertos ese día? Para responder a esta pregunta, Chaminade miraba a la María de las bodas de Caná, a aquella mujer que supo ver en la necesidad la oportunidad de abrir un canal a la vida. En la red Colegios Marianistas, hemos vivido el foro “Hacia un nuevo currículo de Religión” como una de estas grandes oportunidades de abrir un canal a la vida.
Una gran ocasión para el profesorado de Religión que ha podido compartir unas ponencias en las que nos hablaban a todos por igual. Unos las escuchaban en directo, y muchos en otros momentos; pero, cuando habíamos podido madurar nuestra reflexión, nos juntábamos todos en foros virtuales para acercar el diálogo a nuestra propia realidad y compartir el eco y las inquietudes que habían despertado los muchos intervinientes. Después, sintetizábamos las reflexiones para convertirlas en una aportación al diálogo común. También lo hemos vivido como una gran oportunidad para la institución, que lleva tiempo intentando vislumbrar cómo debe ser la clase de Religión y que se ha sentido estimulada e impulsada por estas aportaciones. Una gran ocasión para ser uno más compartiendo una tarea común al servicio de las personas en nuestra sociedad y en nuestro mundo, compartiendo las inquietudes de los educadores que desarrollan su tarea en la escuela pública o en otras instituciones. Hemos podido abrirnos a inquietudes de otros y compartir las nuestras. Juntos hemos tomado más conciencia de que el reto es de tal magnitud que desborda los límites de la clase de Religión, incluso los límites de la educación formal y de la escuela. La llamada es a ayudar al desarrollo integral y, en ese reto, todos tenemos algo que decir y mucho que escuchar. Y la palabra que tiene la clase de Religión es imprescindible e insustituible.
La llamada es a ayudar al desarrollo integral
y, en ese reto,
todos tenemos algo que decir y mucho que escuchar
La mirada en las personas
De alguna manera, ha sido un momento en el que hemos podido encender una pequeña llama para que arranque esa la revolución cultural a la que nos invita el papa Francisco. Todavía resuenan en nuestra cabeza y corazón los retos, las certezas, las llamadas, las preguntas y el horizonte que se nos han planteado. Estos días de diálogo han mostrado que, en vez de mirarnos el ombligo, hemos puesto la mirada más en cómo podemos servir a las personas en este mundo. Hemos podido ser como hospital de campaña en este mundo herido que necesita reconstruir vínculos desde el interior de la persona hasta el conjunto de la humanidad y la casa común. Somos conscientes de que el currículo no va a hacer magia en la escuela. Que necesita de unos educadores convencidos, formados y conscientes que se echen el mundo al hombro. Profesores entrenados a dialogar, a ser y hacer equipo. Preparados para compartir con toda consistencia y dignidad el tesoro de la sabiduría que portamos en las pobres vasijas de barro de nuestras instituciones y personas.
Con humildad y alegría, pondremos nuestra poca agua en las tinajas, unidos a todos los demás, confiados en que el vino mejor está a punto de salir a la mesa.