Degradación e idealización
Fake news de la antigua Roma es el título de un libro subtitulado “Engaños, propaganda y mentiras de hace 2000 años”. El cristianismo y la Iglesia también han sido denostados y enaltecidos con ellas.
En El escándalo de los escándalos. La historia secreta del cristianismo, publicada el año pasado por el psiquiatra y teólogo alemán, “de la escuela de Ratzinger”, Manfred Lütz, se narra la historia “secreta” del cristianismo. Incorpora los descubrimientos obtenidos por los últimos estudios históricos de la mano de Arnold Angenendt. Manfred Lütz publicó hace diez años Dios, una breve historia del eterno y Angenendt integró, hace casi veinticinco, los conceptos de mentalidad e historia social en su Historia de la religiosidad en la Edad Media. La pretensión del libro es contar la historia del cristianismo. Porque la historia, “sobre todo cuando ha discurrido de una forma tan dramática y persiste, querámoslo o no, en seguir afectándonos a todos hoy, solo cobra realmente vida al narrarla”. Así, en las páginas del libro podrá seguirse, sin mitos, cómo una pequeña secta judía se convirtió en religión universal, y cómo convirtió al Imperio romano en un imperio cristiano.
El abandono de los ideales venía de mucho antes de Constantino. Mayoritarios en las principales ciudades, alcanzaron a ser entre el veinte por ciento y un tercio de la población de un Imperio de unos cincuenta millones de habitantes. Pero la pretensión de fondo de El escándalo de los escándalos. La historia secreta del cristianismo es aclarar las fake news sobre la Iglesia, responder a tópicos y aclarar el pasado “negro” de la Iglesia. Se pregunta: ¿qué se esconde tras todos los supuestos escándalos del cristianismo? ¿Qué hay en ellos de cierto y de falso? También hemos de buscar las fake news que sirven a la idealización. En Dolor y gloria, Almodóvar incorpora un personaje rescatado de su infancia y que parece que tuvo mucho que ver para su vida: la beata. Pero lo que ahora nos interesa es una anécdota, casi imperceptible, teñida de ironía. Cuando salen de la casa-cueva en la que vivían, suelta la beata pudiente a su madre pobre: “Casi te envidio: vivir en las catacumbas, ¡como los primeros cristianos!”.
Rafael Aguirre rastrea la génesis de la idealización: “Encontramos una visión idealizada de los orígenes del cristianismo desde los más antiguos escritos, desde Hechos de los Apóstoles, donde se dice que los creyentes tenían un solo corazón y una sola alma, y que lo poseían todo en común. Hechos de los Apóstoles oculta las disensiones y los conflictos, incluso las diferencias, que, sin duda, existían y lo sabemos”. “Otro tanto sucederá después con la primera historia de la Iglesia, [que se escribió en el] siglo iv, y que ejerció una influencia decisiva en las épocas posteriores. Su autor, Eusebio de Cesarea, presentó también una visión idealizada de los comienzos de la Iglesia; dice que era como una virgen pura y que reinaba la armonía, la fidelidad perfecta, pero que, cuando murió el último de los apóstoles, se introdujo el fermento del error, las maquinaciones y las disensiones, y se rompió aquel fervor primitivo”.
Orígenes del cristianismo
¿Fueron las cosas realmente así? La visión idealizada (un tanto ingenua) de los orígenes del cristianismo ha estado enormemente extendida entre el pueblo cristiano; en nuestros días y a lo largo de la historia de la Iglesia. Ha sido fermento de movimientos herético-revolucionarios, estudiados por Norman Cohn, o del Cristo “rojo” contemporáneo. También germen de fragmentación purista de la Reforma protestante, o de un sinfín de reformas. “Sin embargo, hay que reconocer que, en realidad, las cosas no sucedieron así. Al principio existía una gran pluralidad de grupos que reivindicaban la memoria de Jesús y que se extendieron con rapidez; sus contornos ideológicos eran imprecisos, poco institucionalizados, y, a veces, estaban en conflicto entre sí y dibujaban una situación muy compleja. Poco a poco, hubo una línea que fue preponderando y se fue imponiendo hasta convertirse en la ortodoxia”, concluye Aguirre, coordinador de Así empezó el cristianismo.