Otoño y miedo
Las palabras del título vienen relacionadas por la realidad presente y por la luz que sobre ella pueden aportarnos El miedo en Occidente, de Jean Delumeau, o la Historia de un otoño, de José Jiménez Lozano.
Al comenzar los últimos meses del luctuoso 2020, recordamos a ocho personas muertas en los primeros ciento veinte días del año. Se trata de Jean Delumeau (el 13/01/20), “un historiador entre el miedo y la esperanza” (Letras Libres); Joaquín Luis Ortega, de la “generación olvidada” (Vida Nueva) y José Jiménez Lozano, “periodista heterodoxo, escritor de la conciencia” (El Norte de Castilla) (ambos el 9/03/20); José Luis González Novalín (el 27/3/20), “siempre tierra nueva, hendida por el arado” (según Ricardo García Villoslada); Juan Martín Velasco, “mística en tiempos de secularización” (El País) y Riay Tatary, “pionero del islam moderno en España” (La Vanguardia), (el 5 y el 6/04/20, respectivamente); Carlos Seco Serrano (el 12/04/20), “decano de los historiadores españoles”; y Miguel Artola (el 25/05/20), “toda la historia en su cabeza” (ABC).
Nuestra memoria agradecida en ellos a otros, historiadores y que supieron hacer historia, desaparecidos en el anonimato. Por ejemplo, los setenta sacerdotes en ejercicio fallecidos en España, en el marco de la pandemia. Pero los ocho nombrados merecen ser recordados nominalmente. Por mi parte, con agradecimiento específico a cada uno de ellos: por ser maestro indiscutido de los historiadores actuales (Artola), por acercar el conocimiento histórico a nuestros días (Seco), por el compromiso con su tiempo (Tatary), por compatibilizar fe y secularización (Martín Velasco), por la combinación de labrar y aunar archivo diplomacia pastoral y servicio (Novalín), por unir otoño y zarpazo (Jiménez Lozano), por ser capaz de mantener el espíritu conciliar romano en medio de cierta grisura patria (Joaquín Luis) y por meter el bisturí analítico en una parcela de nuestro miedo occidental (Delumeau).
Al presentar la reedición en castellano de la obra en 2012, Eduardo González Calleja se preguntaba: “¿Por qué reeditar ahora una obra clásica, publicada en castellano en 1989 y 2002? Su respuesta era que, quizá, porque las inseguridades del presente (catástrofes medioambientales, violencia urbana, crisis económica, precarización del empleo, riesgos epidemiológicos, guerra nuclear), que hacen incrementar nuestra sensación de miedo, nos inducen a escarbar en la intimidad y las pesadillas de nuestro pasado”. La primera edición en castellano presentaba la obra como contraposición de la historia de la exaltación de la valentía, tradicionalmente individual, de los héroes que dirigían la sociedad, y la del miedo, parte vergonzosa del común, razón del sometimiento de los villanos.
La novela de Jiménez Lozano, Historia de un otoño, trata sobre los últimos días de la abadía femenina de Port-Royal. La orden de arrasarla por Luis XIV, bajo la acusación de jansenismo, contó con el consentimiento de la jerarquía eclesiástica. Se ha resaltado lo que tuvo Port-Royal de resistencia y libertad. Publicada en 1971, forma parte de una larga serie de creaciones literarias de su autor, donde la historia camufla ensayos sobre los mas diversos asuntos de historia religiosa. El entusiasmo de un historiador a finales de los setenta me introdujo en la obra historiográfica del “periodista”; el del director de esta revista, en la profundidad espiritual del “literato”. Obra y espiritualidad no solo escrita, ahí está su presencia en la gestación del primer planteamiento de Las Edades del Hombre que culmina y arranca en la exposición
de Valladolid de 1988.
Iremos ocupándonos de cada uno de los ocho citados a lo largo del curso que comienza. Pero lo que pretendemos al evocar a estas personas es que el conocimiento de su obra nos ayude a situarnos en nuestro presente. Por ejemplo, puede interesarnos, precisamente en estos momentos, recordar otra obra de Jiménez Lozano, de 1978: Los cementerios civiles y la heterodoxia española. Además de porque la historia moderna del sentimiento religioso en nuestro país no se comprende sin saber lo que él nos dice en ella, porque estamos ante la resignificación de un lugar de la memoria cargada de polémica. Lo veremos a partir del mes que viene.