Desarrollar el pensamiento en el área de Religión (1)
Nuestros jóvenes ya no aprenden en papel y de manera lineal, sino que aprenden con instrumentos digitales y en un contexto muy esférico, circular. ¿Te animas a desarrollar el pensamiento entre tu alumnado?
Un hecho que ocurra en cualquier lugar y que llegue a la Red, en pocos minutos es conocido por el resto del mundo. Vivimos en la sociedad de la información y de lo inmediato. En las últimas décadas se está produciendo una digitalización creciente, un avance tecnológico imparable y, con ello, un gran aumento del conocimiento a mayor velocidad cada día que pasa. Tanto es así que hasta se llega a denominar como sociedad líquida o una sociedad de conocimiento esférico, en la que nuestros jóvenes ya no aprenden en papel y de manera lineal, sino que aprenden con instrumentos digitales y en un contexto muy esférico, circular. Las nuevas tecnologías nos están facilitando tanto la vida que, en muchas ocasiones, anulan la capacidad de actuar y hasta de pensar. “Me da pereza pensar”, escuchaba no hace mucho entre mis alumnos… Y los docentes, cada vez más, vemos necesario una escuela donde se sienta, se piense y se actúe.
¿Qué responderías si te preguntaran si tu alumnado sabe tomar decisiones? ¿Si tienen una opinión propia basada en el contraste de la información? ¿Si saben argumentar sus propias decisiones?
¿Qué piensas sobre dotar a los alumnos de habilidades y herramientas para que desarrollen un pensamiento crítico?
Cada vez es más urgente facilitar a nuestro alumnado una serie de recursos para desarrollar la capacidad de aprender a aprender. Para ello, es imprescindible fomentar el pensamiento, ya que implica un conjunto de capacidades como saber analizar, reflexionar, comparar, discernir, explicar, decidir, etc. sobre la información que recibimos o a la que accedemos.
En la actualidad, el debate sobre el cambio de paradigma de la educación está abierto en muchos aspectos, pero hay una cuestión en la que la mayoría de profesionales coinciden: si la enseñanza se reduce a la acumulación de contenidos, el aprendizaje nunca será significativo y profundo. Sin embargo, sigue siendo práctica habitual una educación centrada únicamente en la adquisición de contenidos y deje de lado el desarrollo de habilidades enfocadas a trabajar la información correctamente, permitiendo un aprendizaje más significativo, y que es el propuesto por el modelo competencial.
No podemos conformarnos. Debemos actuar. Tenemos que proponer actividades que hagan pensar de verdad a nuestro alumnado.
Si eres capaz de despertar el pensamiento en el aula, estarás fomentando la capacidad para formular preguntas y resolver problemas. Esto es, desarrollando la madurez intelectual en tu alumnado. Y lo que es casi más importante, movilizar habilidades del pensamiento que vinculan conocimiento y práctica: saber para actuar correctamente.
Para desarrollar el pensamiento en el aula y formar personas independientes, curiosas, humildes y perseverantes frente a cualquier obstáculo, podemos tener en cuenta algunas claves, en su mayoría, desarrolladas en el blog de Vicens Vives a modo de premisas:
- Promover preguntas para pensar.Existen preguntas abiertas que permiten a los alumnos expresar sus opiniones, que les obliga a comparar diferentes fuentes, a posicionarse, a explicar qué han entendido.
- Dar tiempo. El silencio no incomoda. Da tiempo a los alumnos para reflexionar y responder y proporciona las herramientas que sean necesarias para que busquen sus propias respuestas.
- Utilizar metodologías activas.Estrategias como el estudio de casos, el aprendizaje basado en proyectos, resolución de problemas o retos, el flipped Classroom, etc., despertarán el interés, motivación y curiosidad por aprender. Además, el trabajo en equipo provoca el compartir opiniones, discutir, decidir, buscar información, discernir, etc. para construir una respuesta final.
- Elaborar un guión para pensar. A pensar se aprende, y si hablamos de enseñar a utilizar el pensamiento crítico en el aula con más razón. Por eso es muy recomendable que entregues un guión con pasos para su aplicación en la resolución de problemas: definir con claridad objetivos y dificultades, decidir qué conocimientos necesitas y dónde los puedes encontrar, analizar la información, qué limitaciones existen… Deja que el propio guión lo analicen y critiquen. ¡Quizás lo pueden mejorar!
- Fomentar un clima de confianza y relajado.Si en el aula existe un buen ambiente de aprendizaje, en el que las normas sean compartidas y consensuadas como reglas de juego, los alumnos se sentirán cómodos para opinar, para equivocarse, para compartir.
- Favorecer un aprendizaje autónomo.El rol del docente debe ser de guía y acompañamiento en el proceso de aprendizaje del alumnado. Igualmente, pueden pedir ayuda a sus compañeros. Es muy adecuado el explicar sin dar la respuesta directa, sino que sean ellos quienes lleguen a la respuesta haciéndoles más preguntas que les ayuden a reflexionar.
A continuación veremos ejemplos de cómo aplicar estas claves en la realidad didáctica del aula.
Técnicas para promover el razonamiento y el pensamiento
Algunas técnicas que puedes poner en práctica son:
- Los dilemas. Se presenta una breve narración con una situación problemática que plantea un conflicto de valores. Los alumnos deben posicionarse y/o responder qué harían en dicha situación o buscar una solución al problema. Con estas situaciones de aprendizaje, el alumnado reflexiona acerca de sus propios valores, decide cuál será su acción definitiva y argumenta el porqué. Puedes ver una ficha resumen, cliqueando aquí.
- Análisis y comparación de información. Analizar y comparar una noticia desde diferentes perspectivas ya sea con diarios, distintos canales de televisión, la radio…, comparar y contrastar dos fuentes de información, distintos temas o conceptos, etc. Es un ejemplo de rutinas y destrezas de pensamiento que fomentan la construcción de su propio conocimiento. Para eso, puedes proponer un ejercicio que siga varios pasos: clasificación del tipo de información, análisis de los argumentos, verificación de la información y contrastación con otras fuentes, y conclusiones finales.
- Dibujar el pensamiento. Utilizar gráficos y oraciones sencillas que introduzcan o enfoquen el tema planteado utilizando el pensamiento crítico. Exponer distintos puntos de vista acerca de un mismo tema. En la educación primaria y especialmente en el tercer ciclo (a partir de los 10 años), resulta muy efectivo invitar a los alumnos a dibujar o utilizar fotos para analizar conceptos abstractos. Eso les permitirá materializarlos y descubrir ideas y matices nuevos. Puedes organizar un trabajo en pequeños grupos en el que tengan que dibujar u organizar en un collage de fotos, por ejemplo, esas normas consensuadas en el punto anterior. Después, pídeles que expresen por qué han dibujado o elegido esas fotos para representar cada norma.
- Se puede plantear un debate a partir de la lectura de un texto, de un artículo, de la visualización de un vídeo, de una situación conflictiva en clase, etc. El debate permite que los alumnos, después de analizar una información, argumenten la posición que han escogido. También el diálogo alimenta el pensamiento crítico y este lo necesita para ponerse a prueba, pero no siempre es fácil que en un grupo sea participativo por igual. La disposición en el espacio es importante y puedes utilizar objetos mediadores que permitan hablar, como estrategia para que se respeten los turnos de palabra o activar la participación de todos los alumnos utilizando alguna técnica de “participación al azar”. Por ejemplo, escribir tarjetas con los nombres e ir eligiendo de una en una para contestar, preguntar o comentar durante la clase.
- Aprendizaje basado en retos. Esta actividad consiste en representar una situación de conflicto cognitivo y consensuar con el grupo una solución. Con ello, los alumnos deberán discutir cuál es la mejor solución, argumentarla, y representarla al resto de la clase para que estos puedan opinar si ellos lo hubiesen solucionado igual o de otra forma.
- Preguntas, preguntas y más preguntas. Diseñar preguntas guía, que ayuden a reflexionar y clarificar los conceptos más importantes o plantea preguntas curiosas que motiven a los alumnos a pensar y reflexionar:
¿Qué pasaría si…?
¿Cómo es posible que…?
¿Qué harías tú en ese caso…?
¿Qué piensas acerca de…? …
¿Por qué crees que…? …
¿Por qué es importante…?
¿Cómo sabes o conoces acerca de…?
¿Puedes contarme más acerca de…?
¿Podría darme un ejemplo…?
¿Qué interrogantes, dudas, cuestionamientos tienes acerca de…? - Fomentar que los alumnos se conozcan entre ellos, que trabajen juntos y que utilicen la escucha activa, pidiendo que resuman con sus palabras lo dicho por otro compañero.
- Plantear el trabajo colaborativo, a través de trabajos en pequeños grupos, donde además de completar la tarea solicitada tengan que, previamente, describir los objetivos, exponer qué estrategias utilizaron y cómo resolvieron sus problemas.
- Promover la “revisión por pares” de trabajos escritos, de manera que puedan recibir retroalimentación no sólo del profesor, sino de los compañeros, y así aprovechar los beneficios de la escritura y lectura activas.
- Utilizar la técnica de la clase invertida (flipped clasroom), donde los trabajos de lectura, documentación y búsqueda de información se realizan en casa y en el aula debatir sobre el tema tratado.
¿Te animas a desarrollar el pensamiento en tu alumnado? ¡Adelante! ¡Y no dudes en compartir tus propuestas educativas sobre cómo desarrollar el pensamiento en el aula! ¡Comparte con nosotros tu experiencia!